SI PASÓ ALGO, PRESIDENTE
Armando Amanaú
Fotografía de Yuri Valecillo
Armando Amanaú
Fotografía de Yuri Valecillo
En la jornada electoral del pasado domingo 26 de septiembre de 2010, sí pasó algo, Presidente. Negarlo, aún pensando en función de metas ulteriores y de los fines mismos de los grandes objetivos nacionales del proceso bolivariano, puede contribuir sin proponérselo a no captar a plenitud la vibrante realidad política venezolana, en la cual Usted ha sido agente principal de cambio al lado de grandes contingentes humanos y bajo el influjo del pensamiento renovador contemporáneo.
Ha sido una gran marcha. El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), del cual Usted es fundador y presidente, junto con su aliado el Partido Comunista de Venezuela, ha logrado noventa y ocho (98) curules en la Asamblea Nacional, constituyendo de esa manera la mayoría simple del poder legislativo y a sólo un voto de la calificada.
Tras el hecho de once años de un gobierno que ha perseguido frenéticamente el cambio estructural en todos los órdenes de la vida del país, y en oposición a una cultura intransigente y reactiva “aupada” por un orden internacional contrario al propósito y a los intereses de la revolución bolivariana, no es cualquier cosa el logro alcanzado.
Abundar en nuestro triunfo se hace reiterativo, si algunos opositores y enemigos lo niegan, mejor todavía, el sentido de la realidad es el fundamento de toda política con posibilidad de éxito. Ellos, a su sinrazón histórica, le agregan la sinrazón política. Esperemos de verdad que no sean todos.
Aspiremos que la racionalidad continúe imponiéndose en ese sector, pues ciertamente algo ha pasado y Usted mismo también lo ha dicho, presidente. Que ellos hayan aceptado (aún a regañadientes) el orden constitucional de la República Bolivariana, es un gran paso. Una enorme ganancia para la nación, la cual de una u otra forma, es quien le ha impuesto rotundamente a ese liderazgo opositor, la necesidad misma de esa racionalidad luego del abandono de sus funciones en la Asamblea Nacional durante un período completo al no participar en la pasadas elecciones.
El panorama político internacional adverso y los enemigos radicales, se han quedado sin argumentos valederos. La institucionalidad del estado venezolano ha quedado fortalecida grandemente. La participación entusiasta de los electores de la jornada electoral para elegir los representantes a la Asamblea Nacional, ha derrotado en gran parte al fantasma de la desestabilización y los planes fascistas acariciados por sectores internos en combinación con los tradicionales exógenos que aúpan la guerra y se preparan para ella.
Sin embargo, pasando ahora por encima de otras consideraciones ineludibles de orden interno, es evidente que pese a los esfuerzos físicos del gobierno a favor de los sectores medios de la población, no hemos logrado penetrar en su sicología ni obtener su confianza e incorporación militante a la causa bolivariana. Creo que continuamos aterrándoles, algunas veces con sobradas razones para ello. Concebir y diseñar una política a tal propósito que involucre tanto a la revolución como al partido y al gobierno, de manera obvia, es también, una necesidad de mucha urgencia.
(29/09/10)
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