Sunday, November 30, 2008

2 textos sobre Reynaldo Pérez Só: 2.- Tanmatra, Un Laberinto Revisitado

TANMATRA, UN LABERINTO REVISITADO
José Carlos De Nóbrega

Todas las culturas que se precien de ello, reverencian el rol de la palabra como generadora y recreadora del mundo. En tanto simiente o cáscara; alabanza o blasfemia; conjuro salvífico o maldición impenitente. Podemos extraer analogías de la tradición judeo-cristiana (desconocida sobre todo por aquellos que la escarnecen): La palabra de Dios, “Yo Soy El que Soy”, se le revela a Moisés transmutada en una zarza ardiente que engulle todo el desierto; antes, en el principio de los tiempos, se había ensañado estigmatizando a Caín. Una de nuestras grandes fallas, no es más que contrariar el temor a Dios siendo negligentes con el don dela palabra; la historia ha reconvenido a la humanidad la ociosidad de la boca, pero aún persistimos en tan irresponsable actitud. En un poemario publicado en 1972, Tanmatra del poeta Reynaldo Pérez Só, leíamos tal preocupación: “me ahogo en mí / no por malo ni por pequeño / simplemente me ahogo” en las trampas y emboscadas que la lengua nos tiende al rayar el alba. Más de cinco lustros después, en Solonbra, la misma voz poética invoca: “Tú que eres grande / concédeme valor para cortarme la / lengua / intención descaminada / bájame la cabeza / despreciable”, dramático sondeo en la dispersión y el despropósito que en más de una ocasión balbucea el alma. La angustia compulsiva de Sá Carneiro esboza su extravío: “Perdi-me dentro de mim / Porque eu era labirinto”.

Ambos extremos, ya citados, del devenir poético de la obra de Reynaldo Pérez Só, confirman la consistencia de sus propuestas estilísticas –en tanto antinomia de las estridentes máscaras tras las cuales se esconde la esterilidad poética- y de fondo –vindicación del verbo desnudo que vincule la poesía con la vida, de manera inmediata como lo plantean estos versos de Tanmatra: “una tarde abro / mis manos / y ellas van al fondo / temblando / toco los árboles y las hojas / se agitan / pájaros / yo era el viento”-. Pérez Só aborda el laberinto de adentro sin remedar inútilmente ojos rasgados por navajas, mucho menos encajona las imágenes en medio del silbido de balas al amanecer. La manipulación de recursos tales como el encabalgamiento y la anáfora fragmentan el discurso rescatando el concierto abstruso que nos embarga día a día, y que –paradójicamente- constituye la vía posible de expiación: “he de soñar soñar vigilando cada paso / mientras afuera no existo / y el ser lo tengo de lejos”. Todo esto viene a cuento, para destacar la reedición de Tanmatra (Ediciones del Gobierno de Carabobo, Colección de Poesía “María Clemencia Camarán”, nº 114, Valencia, 1998), texto fundamental en la obra del poeta Reynaldo Pérez Só que nos permite explicar el grato asombro que nos ha causado Solonbra, su más reciente título, que contrapone el castellano al ladino de su infancia (no son poemas escritos en dos idiomas) para evidenciar las posibilidades y los giros maravillosos de la expresión poética. Afortunado hallazgo en un mundo en que los militares hoy simulan ser poetas, y los que se hacen llamar vates versifican en código castrense.

20 de julio de 1999.
Tomado de Derivando a Valencia a la Deriva (2007, Fundación Editorial el perro y la rana), título que se puede conseguir en Librerías del Sur Valencia, primer nivel del Centro Comercial Camoruco, Avenida Bolívar Norte.

2 textos sobre Reynaldo Pérez Só: 1.- La Encrucijada de la Soledad y el Dolor


LA ENCRUCIJADA DE LA SOLEDAD Y EL DOLOR


José Carlos De Nóbrega

Entrevistado por Joaquín Soler Serrano, Borges afirmaba que el poeta trabaja continuamente transmutando sus experiencias cotidianas en símbolos, lo cual se traduce a su vez en una indagación en el lenguaje. Sólo así el poema permanece vigente en el tiempo. El ojo y la voz del poeta se sustentan entonces en la capacidad de asombro ante el mundo y su cotidianidad. De lo contrario, estaríamos ante una actitud mezquina: “Ni aún la claridad del sol les revelaba cosa inteligible. Todo surgía y se borraba ante sus ojos de cierta manera inconexa y falta de propósito”, contundente apreciación de Conrad (1). Es el reflejo de la medianía y del extravío de tantos escritores, que sólo pueden apelar a artificios diversos – la ilusoria grandilocuencia del tema, la ampulosidad del estilo – para evadir infructuosamente su miopía y su tedio: se hace notorio el divorcio entre la vida, la poesía y la ética, no hay reconciliación posible en la persistencia de tramoyas manieristas, de paredes falsas. Se erige un armatoste endeble, osteomielítico.


El poeta Pérez Só manifiesta en Px la continuidad y la coherencia (consecuencia) de su discurso poético, sólo que resalta una vertiente de cariz ético, en la que se superponen la óptica y la confrontación de la voz poética con la crudeza del entorno y su inmediatez; el lenguaje es cada vez más desnudo y descarnado respecto a sus libros anteriores. El tratamiento espacial es harto atrevido, pues el hospital no es mero habitáculo de palabras, sino organismo vivo y enfermo, vértice de la asepsia y la septicidad; sus pasillos desembocan en la insomne pugna entre la vida y la muerte, la redención de la carne y el espíritu no es fuera de lo que el poeta confiesa su aceptación de “lo bueno y lo malo, (...) los crímenes contra el hombre y la misma naturaleza, la bondad sin retribución, la maldad gratuita” (2). No se plantea el distanciamiento, más bien el vínculo comprometido y solidario en el dolor, el sufrimiento y la desolación que hallan cabida en nuestras precarias instalaciones hospitalarias; ello sin fracasar en la manipulación maniqueísta ni en la denuncia del panfleto.


Tampoco – por fortuna – se traslada al verso manual deontológico alguno, como en otro orden lo intentara fallidamente Resnais en el film Mi tío de América con las teorías del biólogo Henri Laborit. Tomemos el primer texto, que nos resulta ser el eje de este brillante y conmovedor poema -en tanto que nos toca-,

el hospital el hospital es nave , metáfora completada al final de la guardia, “hay días en que se mata / el tiempo mirando por la ventana / y se ve / el cielo obscuro de la noche contra el poste / de luz cruzado por la lluvia de / este invierno / un poco más allá pasa la calle / que va al cementerio y los vendedores / de café / se recogen en el porche de una / panadería / porque al lado tengo una cama con / un niño / todavía despierto a estas horas / uno cree que todo el hospital sea un barco / por el ruido o los cambios / de adentro y afuera / cuando cada mañana atraca / al lado de la calle”. Tras la ráfaga y el agobio, la calma chicha augura la recomposición de otra oprobiosa y tediosa jornada, la cual acentuará sobremanera el anonimato de los pacientes, los Px según la nomenclatura propia del oficio; no es stultifera navis, pues de esa masa informe leudará la transubstanciación del pan y el café de la mañana en “un trozo / de bello objeto / un cuadro sin ser aún naturaleza muerta / con desdibujamiento / fuera de la idea de perfección / cuando la soledad pertenece al silencio / de quien no habla”.


Para el poeta sólo incumbe que la poesía interactúe con la vida, en toda la intensidad del presente, pues la memoria no debe prestarse a las regresiones nostálgicas, ni mucho menos a las inmisericordes poses del desprecio o la lástima por el otro. Lo cual involucra a los actores, objetos y sus ámbitos; la recreación del hospital no está exenta de realismo (no unívoco), de un tono sensible, cierto asco e inconformidad. Hay un deliberado, mas no moralizante, juego especular. Se conjugan efectos contritos y festivos a la vez, ello reconociéndose en el Otro: “anónimo sin historia ni familia / me quedo soportando / adónde llegará la espesa y asfixiante / nave de la sala de partos / de mujeres sin nombre ni cara / llenas de sangre / las placentas en un tobo / abandonadas cuando el hijo / resbaloso igual que ellas / cambia el panorama de los uniformes / verdes / y el olor de los antisépticos por la vida”.


La empatía establecida entre el poeta, el médico y el paciente, no precisa genuflexiones afectadas, como tampoco imágenes abstrusas y deslumbrantes; Pérez Só recurre de nuevo a imágenes primarias, duras y viscerales, de donde la aliteración –“aunque un quejido se escape”- y el encabalgamiento –recurso que a lo largo de su obra ha utilizado con maestría y personalidad- los emparenta y confunde en los dolores, el tenesmo, en el miedo: “la mirada indolente del médico/ o de mí / que no me atrevo / a ser hombre seguro / de la vida / o del medicamento / que le ofrezco a un pobre hombre / con su hijo moribundo / mientras el estetoscopio se desliza por / el corazón / real / infantil / y oigo rozar mi mano a una membrana / transparente / donde el llanto pide por favor / la vida / mientras mis piernas parecen sostener / alguna referencia / y es el miedo visitante / deshaciendo sus maletas / golpeando puertas / o un quejido”. No obstante le corresponden estos versos de Rosalía de Castro: “Dóiome de dór ferida, / que antes tiña vida enteira / e hoxe teño media vida”.


La ventana que comparte el poeta con sus lectores no será espacio de recreación morbosa, tampoco instrumento de manipulación del objeto poético; es el espejo que refracta nuestra condición en su más plena crudeza: “he visto / mi calavera / detrás de mi piel”, “porque la ventana es de hospital / la puerta / y la sábana azul con remiendos y / las marcas / de siglas de un hombre hace tiempo muerto”. La presencia de la muerte a nuestra diestra acarrea un canto, vamos del hospital al matadero, “mi camarada / muerte / flaca y aproximada / de lado a pecho / teta contra teta”. A lo que el poeta complementa y opone con la celebración y consagración de la pelvis: “ porque del amor se supone una estancia / enorme / y no del tamaño limitado de la pelvis / por eso / su feroz esfuerzo por amar / aunque sea lunes”.


Cierra el poemario un excelente texto, “Elegía”, que condensa la substancia del conjunto, pues la agonía del padre trae abatimiento pero al punto se aviva en la memoria su figura: “y todavía / se relaciona al agua y los árboles”, evocación y enlace con este texto de “25 Poemas”: “estoy pleno / de sol y corro / entre campos / crece el árbol crece / en mi vista”. Lo cual trae consigo la dicotomía médico/hijo: “y yo no me puedo morir / con sus dolores de vientre / su tenesmo / su mal olor / y la vejiga vacía”, la impresión diagnóstica deviene en tensión y angustia, los pujidos corroen el cuerpo magro, el hálito desfalleciente, como en procura de la purificación, de la redención, “para que la noche no baje por las ventanas / levante las cortinas / y se acueste / infiel en su cuerpo sin vida”. La voz poética asume el papel de víctima propiciatoria, flaca en el punzante dolor, quebrantada la cerviz: “y yo / voy hacia el baño / cierro la puerta / y dejo correr el agua del lavamanos”, ocultando para sí el estrépito tanto de las entrañas como del lamento disuelto en el llanto. Pérez Só en este libro nos recuerda al Vallejo de “Poemas Humanos” (“Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado / y está bien y está mal haber mirado / de abajo para arriba mi organismo”), pues ambos comparten la “Confianza en la ventana, no en la puerta; / en la madre, mas no en los nueve meses; / en el destino, no en el dado de oro, / y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.”
Valencia, septiembre de 1998.


(1) Joseph Conrad: Una Avanzada del Progreso, Laertes S.A. de ediciones, Barcelona, España, 1979, pág. 27.
(2) Reynaldo Pérez Só: No he perdido el asombro, Serie AUTORRETRATOS (XV), en Papel Literario, Diario El Nacional, Caracas, 1-6-97, primera página.


Tomado del libro Derivando a Valencia a la Deriva (2007, Fundación Editorial el perro y la rana), el cual puede conseguirse en Librerías del Sur Valencia, Centro Comercial Camoruco, primer nivel, Avenida Bolívar Norte.

Tuesday, November 18, 2008

VEREDICTO V PREMIO NACIONAL DEL LIBRO 2007, REGIÓN CENTRO OCCIDENTAL




V PREMIO NACIONAL DEL LIBRO 2007
Región Centro Occidental
ACTA DEL VEREDICTO



En la ciudad de San Carlos, capital del Municipio San Carlos del Estado Cojedes, siendo las 2:00 pm del día 13 de noviembre del presente año, nos reunimos los miembros del Jurado del 5to premio Nacional del Libro, región Centro Occidental, integrado por los Licenciados: William García, titular de la C.I. N° 10.324.466, Willian Ramírez, titular de la C.I. N° 10.323.942, Belkyss Mejías titular de la C.I. N° 10.321.833 y Helio Uzcátegui, C.I: 14.405.811, y después de haber revisado las postulaciones resuelve otorgar el premio como se especifica a continuación:


MENCIÓN LIBROS Y PUBLICACIONES
Categoría para los libros


1. LIBRO COMO TERRENO FÉRTIL PARA LA INCLUSIÓN
· Género Poesía Popular: Antología de la Décima Popular en el Estado Cojedes. Autor: Isaías Medina López.


· Género Historia Oral: La honda superficie de los espejos. Autor: Arnaldo Jiménez (Carabobo).

2. LIBRO SOBRE LECTURA
· Derivando a Valencia a la deriva. Autor: José Carlos De Nóbrega.


. El Silencio del Agua. Poesía escrita por niños producto de los talleres de escritura creativa. Autores: Rosibel López, Yisbel Navas, Salvador Uribe, Daniel Navas, Keimer Acosta y Daine Ulancio.


MENCIÓN LECTURA
Categoría para instituciones, servicios, medios y proyectos de promoción del libro y la lectura.


1. MEDIO DE COMUNICACIÓN QUE PROMOCIONA LITERATURA VENEZOLANA
Diario La Opinión con el Encartable “Cuentos de Camino”, un recorrido por la vida, mitos y leyendas del llano venezolano editado con motivo del X aniversario
.

2. PROYECTO DE PROMOCIÓN DE LECTURA EN COMUNIDADES
Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez”, núcleo San Carlos, con su proyecto “Vamos a leer un Cuento”.

3. PROYECTO DE PROMOCIÓN DE LITERATURA REGIONAL
Armando González Segovia, Obras Completas del Dr. José Carrillo Moreno.

Categoría para promotores del libro y la lectura como bibliotecarios, libreros, cuentacuentos, animadores de lectura y otros.
1. PROMOTOR DE LECTURA INFANTIL JUVENIL
Aurymar Granadillo, por su encomiable labor en la promoción del libro y la lectura en todo el Estado Cojedes.

2. PROMOTOR DE LECTURA EN ESPACIOS NO CONVENCIONALES
Otorgado a:
Meryhannie Benitez, Harwins Subero, Ana María Pérez y Yudith Rodríguez (Cojedes)
Grupo de Payasos de Hospital “La Piñata” Cojedes. Por su trabajo de promoción en niños, niñas y adolescentes hospitalizados.


3. PROMOTOR DE LECTURA DE LITERATURA REGIONAL VENEZOLANA
Maritza Torres (Cojedes), por la serie de talleres dictados a estudiantes de Educación media, donde se aborda la obra de autores cojedeños.

4. PROMOTOR DE LITERATURA ORAL
Pedro Pablo Linares (Lara), acucioso investigador y difusor del heroico y desconocido tema de la Lucha Armada en Venezuela de los años 60 y 70. En cuya obra aporta un maravilloso caudal informativo y relevante sobre la historia contemporánea de Venezuela.

5. Edición y Produccion Editorial:
Arqueología del Aire. Notas desde una fotografía. Autor: Orlando Baquero (Carabobo). Por su diseño de portada innovador.

Agotadas las postulaciones se procedió a levantar la reunión a las 7:00 pm. Para constancia se firma la presente acta


William García
Belkyss Mejías
Willian Ramírez
Helio Uzcátegui
En la ciudad de San Carlos, 13 de noviembre de 2008