Monday, December 31, 2007

ELOGIO EN CURSIVA DEL LIBRO DE BOLSILLO. PEDRO TÉLLEZ


ELOGIO EN CURSIVA DEL LIBRO DE BOLSILLO
Pedro Téllez

I
Una enemistad secreta envuelve a bosques y bibliotecas: incompatibles los bosques son desorganizados, el “azar” les conforma o leyes desconocidas a las que llamamos azar. Inherente a ellos el peligro y el acecho: la sombra. La biblioteca está iluminada para mejor leer, sus libros en orden, clasificados decimalmente. En la claridad meridiana de sus estantes predomina la línea recta. En la biblioteca el azar no esta permitido. En el bosque la materia está viva, “orgánica”; en su contraparte, la biblioteca, la materia está muerta: Estantes de madera seca, pulpa de papel y la ironía de Lichtenberg: “¿Que haremos cuando los árboles desaparezcan? –¡Quemaremos los libros hasta que vuelvan a crecer!”.
II
Un cuadro de Cranach: un santo leyendo en el bosque, el cardenal Alberto de Brademburgo representado como San Jerónimo, fieras a sus pies y escritorio al aire libre; el escritorio es una tabla de madera rústica sobre dos troncos cortados que sostiene un enorme volumen; en un claro los venados juegan mientras el santo lee y escribe a la luz del día; al fondo del cuadro una ciudad. Esta lectura “en el” bosque forma parte de las dificultades de la santidad. En otro cuadro anterior San Jerónimo (Cardenal Alberto) lee cómodamente en su estudio, iluminado por un gran ventanal, en amplio escritorio y bajo una lámpara de techo; al fondo biblioteca y un reloj de arena: Sólo la habitación repleta de animales salvajes comunica un cuadro con el otro. Contemporáneo de Cranach, uno en Viena y el otro en Venecia, es el también renacentista Aldo Manuzio que imprime en 1501 el primer libro de bolsillo: Una edición de Virgilio, el poeta de La Eneida, pero también el poeta campesino, de las Geórgicas y Bucólicas. Por su fecha, por un año, este primer libro de bolsillo no es un incunable (catalogación arbitraria que va desde los libros de tipos móviles hasta 1500). Pero el límite es oportuno, pues en 1501 el mundo tipográfico abre con los libros portátiles un mundo nuevo Es un “manual” que se lee de la mano y no sobre escritorios como los de Jerónimo, enchiridion es el término griego. Manuzio diseña un nuevo tipo de letra para el formato: la cursiva. Hoy se usa para distinguir entre dos textos: para diferenciar. En el renacimiento la cursiva se acercaba al manuscrito, en los extremos de la letra semeja al trazo a mano. Además eran letras más compactas que se prestan al pequeño tamaño de la pagina del libro. Libritos dirigido a un público joven, y para ser leídos durante viajes, esperando, en el bosque o en la ciudad, durante paseos. “Libritos” por su tamaño, pues eran librotes, las primeras ediciones en latín o en lengua vulgar (italiano) de los clásicos, que entonces eran los clásicos grecolatinos. El de bolsillo es un libro personal. Por su potencial de desplazamiento, de intercambio, donde más de uno se perdería, esos primeros libros de bolsillos son hoy raros: las valiosas ediciones aldinas. Además de las cursiva y el formato en octavo (la hoja se dobla tres veces para dar ocho folios) del principio, y le seguirían formatos menores cada vez menores (12vo., 16vo.). Los libros de Manucio tendrían tapas de cartón y no madera, lo que les hacia más ligeros y flexibles, como su contenido: Los mejores escritores griegos y romanos en cuidadísimas ediciones. Solo en aquel momento inicial del libro de bolsillo los mejores fueron también los más vendidos, los bestseller. Resumiendo, el aldino estaba impreso en cursiva, con encuadernación de cabra y tapas de cartón, buen papel hasta hoy intacto y de contenido la edición pura de un clásico. Las ediciones crisol de Aguilar serían una especie de aldinos actuales, en especial los crisolitos que salen anualmente. Pero lo más importante es el nuevo lector para el cual se dirige el libro de bolsillo, y que llamaremos el lector del bosque o lector salvaje. El nuevo libro produce y es reflejo de la compleja transformación de la lectura en el Renacimiento: agregaríamos que aquí la potencia de la imprenta se manifiesta. Incluso el inédito formato condiciona el volver de géneros olvidados, y el entronizamiento de algunos conocidos: el libro médico de carácter aforístico, que es leído en voz alta, por el maestro a los discípulos al pie de la cama de los enfermos; los libros de oraciones, en voz baja, acompañan al lector devoto en los patios de los conventos; el teatro de bolsillo se presta para las compañías itinerantes; el militar viaja con sus poemas, y los puede leer en forma íntima, antes o después de la batalla; el libro erótico que se lleva consigo y se comparte en los jardines o en las recámaras, antes o después de la batalla. Con el tiempo habrá espacio, en la nueva selva de libros, hasta para el acecho de los enemigos de la lectura: Uno de los primeros bestseller del siglo XVIII, los avisos de Tissot contra el daño de la lectura. Aviso a los literatos y personas de vida sedentaria sobre su salud, es impreso en formato de bolsillo. El bosque se hace jardín con el libro de bolsillo. Un aparente triunfo de la biblioteca, veremos por qué.
IV
La nueva forma de leer al aire libre, hombres y mujeres al aire, entre árboles, o mujeres solas, desafiando el antagonismo secreto entre la biblioteca y el bosque: Francisco de Miranda en su Diario anota su lectura romántica de Las Geórgicas, reedición de bolsillo recién hecha (casi tres siglos después del invento editorial de Manucio) que adquiere en su viaje por países europeos. Destaca en su anotación del 28 de julio de 1788: “A las 6 en pie y tomé una silla con que me fui a Khel, pequeña villa a una legua corta de aquí, del otro lado del Rhin... después me fui hacia la imprenta que está dentro del fuerte, construido antiguamente por los franceses y ahora arruinado... el director de dicha imprenta me dió un billete con el cual otro (director) me vino a enseñar el todo... vimos la sala de composición, de asamblaje, de prensas (24 creo), todo en muy buen orden... estuvimos en el almacén donde vi la edición completa de las obras de Voltaire... algunos otros libros también han impreso, de los cuales compré uno, las Geórgicas de Virgilio...” . Escribe días después, el 4 de agosto de 1788: “...En el ínterin Virgilio, al son de los bastones con que los labradores baten el trigo... cuando llegué a la pequeña villa de Neun Kirchen... resolví pasar la noche, pues el cuadro interesante de la vida campestre que todo el mundo ejerce allí me convidaba para ello... efectivamente, los que batían los granos, los que conducían las hierbas, los que traían los rebaños...me representaron aquella tarde el espectáculo más rural que he visto en mi vida...y todo delante de mi ventana, de donde, con Virgilio en la mano gozaba todo...” Así leía Miranda, comiendo ciruelas del árbol que daba a su ventana leyendo las Geórgicas. Meneses comentando este pasaje “La moda pastoril y el respeto por la antigüedad se juntan para hacer de la lectura de Virgilio una ejemplar aventura espiritual”. Esta aventura romántica sólo es posible con el libro portátil, más allá de cualquier escritorio o estantería.
V
Con el tiempo se han dado las condiciones para la venganza del bosque: El libro de bolsillo desorganiza la biblioteca, selvatiza las lecturas, multiplica los lectores y pasa de mano en mano, de mujeres a hombres como pretexto de nuevos encuentros, la devolución y el comentario. En su venganza se acompaña de su “pareja”: el cuaderno de notas. Y si antes se anotaba en sus pequeños márgenes, ahora la literatura portátil deviene en escritura. Se ha configurado un nuevo lector, que lee y escribe en el bosque, o en el jardín, en cuartos de posadas de países lejanos; y si lee en la biblioteca, pública o personal, lo hará a la manera del viajante, prefiriendo lo liviano y concentrado, lo que valga la pena llevar y traer, lo ameno y lo que deja, los clásico antiguos y modernos. Es el lector salvaje: Y Miranda en su Diario de Viajes es uno de ellos. No en balde en el catálogo de la subasta de sus libros, “catalogue of the de la valuable and extensive library of the late General Miranda” (1828), en “octavo et infra”, están 437 de los 780 libros, es decir mas de la mitad de los volúmenes de la biblioteca “fija” de Miranda son de bolsillo o portátiles, están en octavo o en un formato menor. En el catálogo de la segunda subasta y remanentes serán 385 de 1071, la proporción se mantiene si se entiende que se venderían más en la primera, pues se incluyen restos de aquella. Encontramos numerosas ediciones aldinas (primeros libros de bolsillo), tanto en la subasta, como en la donación de clásicos griegos y latinos que hizo a la Universidad de Caracas y que hoy se conservan en la Biblioteca Nacional. Pero será en las inspecciones de su equipaje, donde escrupulosos funcionarios aduanales toman nota de los títulos y de sus características, donde vemos el predominio de los libros en formato pequeño de octavo, en 12º- y en 16º-.
VI
La feria internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (Filuc) tiene más de bosque que de biblioteca: Por la ubicación de los libros para la venta en espacios abiertos y asistemáticos, en el desorden del bosque editorial, donde serios comerciantes y expositores toman por unos días el rol de buhoneros, rematadores de libros a la caza del lector deambulante: Lector salvaje que va o viene del café o el bar, y que sabrá escoger a su igual: El libro portátil o de bolsillo, el rey de la feria, que acompañara al paseante por selvas de asfalto, en su trayecto errático por el tedioso domingo valenciano.

Thursday, December 27, 2007

POEMAS DE MURILO MENDES. Selección y traducción de José Carlos De Nóbrega


MURILO MENDES

VERMEER DE DELFT

Es la mañana en el vaso:
Tiempo de descifrar el mapa
Con sus amarillos y azules
De abrir las cortinas (el sol frío nace
En los ladrillos silenciosos),
De leer una carta perturbadora
Que veo por la galera de China:
Hasta que la lección del clavo
A través de sus cristales
Restituye la inocencia.

COSAS

Cosas, y la muerte que existe en ellas,
Experiencia de desconsuelo y fatalidad
Para los párpados que volverán de la mañana:
Cosas de cristal y de melocotón,
Vacilaciones de la onda fría del velludo;
Cosas sin ángulos y sin vértice
Que en el mismo día nacen y mueren;
Cosas de la letra, no de la combinación de las letras,
Mas de la letra en sí;
Cosas de fuego que se transfieren al aire,
Cosas del fin que se transfieren al principio,
Cosas que podrían ser restos de ropajes de ángeles,
Mas tras bastidores de teatro no se usan.

Cosas de la unión de ciertos objetos
Que por separado nada significan para nosotros;
Cosas del cielo que se encuentran por anticipado,
La llama de Pentecostés conservada
Para que el mundo no se entregue al frío,
Y la medalla con la mirada de mi madre;
Cosas amadas que se arrojan a la basura
Y cosas sin valor que divinizamos.
Las cenizas de todos los días
Evocadas solamente el miércoles de ceniza:
Saber que todo este polvo desciende de Dios
Que en el final de los tiempos
Probará las cosas por el fuego,
Todo lo que dejamos en el mundo
Para experimentar la prueba del fuego:
Excepto nuestra alma despojada de cosas
Que palpa en las tinieblas,
Buscando el arquetipo de donde veo.

ATMÓSFERA SICILIANA

Trinacria, tres piernas, triángulo:
Sola la tierra siciliana
Percutida por el sol.

El sexo explota. Presagios
Respira el dios en las alturas:
Tantas mujeres de negro
Velan la propia juventud.

Ay trabajo, áspera vida
Para el hombre, caballo del hombre,
Y áspera para el caballo.

El templo de augustos signos
Y de lúcida arquitectura
Marca la distancia de lo real:

La tierra ocupando el cielo,
La forma feroz del Etna
Y de Stromboli lo domina.

El centro de la tierra explota
En cacto, jazmín y azufre.
Augurios respira el aire,
El bárbaro mar y sus gongos.
Trinacria, tres piernas, triángulo.



SANTA TERESA DE JESÚS

Teresa, cuerpo de gloria,
La novela de caballería desde temprano
Te condujo a la aventura celeste.
De la dura tierra aprendiste a confrontar
El arma del toro, la cruz puntiaguda, el grito árabe.


De las casas fortificadas de Castilla
Extrajiste la imagen objetiva
Para fundar tus castillos interiores.
De la piedra de Ávila extraes la resistencia.
El vacío del espacio dilatado de Castilla
Corresponde al desierto de Dios.

Teresa, descifras el “misterio” masculino de España.
Tu íntimo substrato es el fuego:
Convídate a elidir lo superfluo.

Viendo oculto Dios desnudo
- Mineral subyacente de Castilla -
lo concentraste en un punto mínimo.
Describes con precisión el itinerario del alma.

Altas crestas de Ávila desiertas.
Alta Teresa de Ávila, intocada,
- Rigor y lucidez en la intensidad -
consigues tornar didáctico el absoluto.

SAN JUAN DE LA CRUZ

Vivir organizando el diamante
(Intuyendo su cara) y escondiéndolo.
Trátalo con ternura castigada.
No asimismo en el desierto suspéndelo.

Mas
Vivir consumido de su gracia.
Obedecer ese fuego frío
Que se resuelve en punto dilatado.
Vivir: De su silencio aprendiendo.
No temer su pérdida en noche oscura.

Y del propio diamante ya olvidado,
Morir, de su esqueleto vaciado:
Para venir a ser todo, es preciso ser nada.

POEMAS DE VINICIUS DE MORAES. Selección y traducción de José Carlos De Nóbrega


VINICIUS DE MORAES

POÉTICA

En la mañana oscurezco
En el día tardo
En la tarde anochezco
En la noche ardo

Al oeste la muerte
Contra quien vivo
Del sur cautivo
El este es mi norte.

Otros que contienen
Paso por paso:
Yo muero ayer

Nazco mañana
Ando donde hay espacio
- Mi tiempo es cuando.

PATRIA MÍA

Mi patria es como si no fuese, es íntima
Dulzura y voluntad de llorar; un niño durmiendo
Es mi patria. Por eso, en el exilio
Ayudando a dormir a mi hijo
Lloro de saudades de mi patria.
Si me preguntaran qué es mi patria, diré:
No sé. De hecho, no sé
Cómo, por qué y cuándo mi patria
Mas sé que mi patria es la luz, la sal y el agua
Que elaboran y derriten mi amargura
En largas lágrimas agrias.


Voluntad de besar los ojos de mi patria
De dormirla, de pasarle la mano por los cabellos...
Voluntad de mudar los colores de las ropas (¡auriverde!) tan feas
De mi patria, de mi patria sin zapatos
Y sin medias, patria mía
¡Tan pobrecita!


Porque te amo tanto patria mía, yo que no tengo
Patria, yo simiente que nací del viento
Yo que no voy y no vengo, yo que permanezco
En contacto con el dolor del tiempo, yo elemento
De unión entre la acción y el pensamiento
Yo hilo invisible en el espacio de todo el adiós
¡Yo, sin Dios!


Te tengo, no en tanto, en mí como un gemido
De flor; te tengo como un amor muerto
A quien se juró; te tengo como una fe
Sin dogma, te tengo en todo lo que no me siento apto.
En esta sala extranjera con lar
Y sin pie directo.


Ah, patria mía, recuérdame una noche en Maine, Nueva Inglaterra
Cuando todo pasó a ser infinito y nada tierra
Y yo vi que alfa y beta de Centauro escalarán el monte hasta el cielo
Muchos me sorprenderán parado en el campo sin luz
La espera de ver surgir la Cruz del Sur
Que yo sabía, mas amaneció...


Fuente de miel, bicho triste, patria mía
Amada, idolatrada, ¡salve, salve!
Qué más dulce esperanza encadenada
El no poder decirte: aguarda...
¡No tardo!


Quiero revisitarte, patria mía, y para
Revisitarte me olvidé de todo
Estuve ciego, estropeado, sordo, mudo
Vi mi humilde muerte cara a cara
Rasgué poemas, mujeres, horizontes
Quedaron simples, sin fuentes.

Patria mía... Mi patria no es florón, ni ostenta
Pendón no; mi patria es desolación
De caminos, mi patria es tierra sedienta
Es playa blanca; mi patria es el gran río secular
Que bebe nube, come tierra
Y orina mar.
Más de la que más gallarda mi patria tiene
Una fiebre, un querer bien, un bien
Un libertas quae sera tamen
Que un día traduje en un examen escrito:
“Libertad que serás también”
¡Y repito!

Pongo en el viento el olvido y escucho la brisa
Que brinca en tus cabellos y te alisa
Patria mía, y perfuma tu suelo...
Qué voluntad me ven al adormecerme
Entre tus dulces montes, patria mía
Atento al hambre en tus entrañas
Y al batuque en tu corazón.

No te diré el nombre, patria mía
Tu nombre es patria amada, es patriecita
No rima con madre gentil
Vives en mí como una hija, que es
Una isla de ternura: la Isla
Brasil, tal vez.

Ahora llamaré a la amiga cogujada
Y pediré qué pieza al ruiseñor de día
Qué pieza al sabiá
Para llevarte presto este avigrama:
“Patria mía, saudades de quien te ama...
Vinicius de Moraes.”

BALADA DE LOS MUERTOS DE LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN

¡Cadáveres de Nordhausen
Erla, Belsen y Buchenwald!
Huecos, flácidos cadáveres
Como espantos, abandonados
En la sementera espectral
De los yermos campos estériles
De Buchenwald y Dachau.
Cadáveres necrosados
Amontonados en el suelo
Escuálidos enlazados
En besos estupefactos
Como ascetas siderados
En presencia de la visión.
Cadáveres putrefactos
Los magros brazos en cruz
En sus caras hediondas
Hay sonrisas de giocondas
Y en sus cuerpos, la luz
Que de la tiniebla cria a la aurora.
Cadáveres fluorescentes
Desenraizados del polvo
¡Qué emoción no me da el veros
En vuestro éxtasis sin nervios
En vuestra súplica tan sólo
Grandes cadáveres góticos!
Ah, dulces muertos atónitos
Quebrados a torniquete
Sus rubias manicuras
Les arrancarán las uñas
En el regateo de la tortura
De la última toalete...
¡A vosotros arrojarán la casa
A vosotros arrojarán el nombre
Fuisteis marcados a la brasa
Y os mataron de hambre!
Vuestras pieles aflojadas
Sobre los esqueletos me dan
La impresión de que erais tambores
- Los instrumentos del Monstruo -
Desollados a golpes:
¡Oh muertos de percusión!
¡Cadáveres de Nordhausen
Erla, Belsen y Buchenwuald!
Vosotros sois el humus de la tierra
De donde el árbol de castigo
Dará madera al patíbulo
Y de donde los frutos de la paz
¡Caerán en el suelo de la guerra!

POEMAS DE CECILIA MEIRELES. Selección y traducción de José Carlos De Nóbrega


CECÍLIA MEIRELES

CANCIÓN

Puse mi sueño en un navío
y el navío encima del mar;
- después, abrí el mar con las manos,
para mi sueño naufragar.

Mis manos aún están mojadas
del azul de las olas entreabiertas,
y el color que escurre de mis dedos
pinta las arenas desiertas.

El viento viene viendo a lo lejos,
la noche se curva de frío;
debajo del agua va muriendo
mi sueño, dentro de un navío...

Lloraré cuanto sea preciso,
para hacer que el mar crezca,
y mi navío llegue al fondo
y mi sueño desaparezca.

Después, todo estará perfecto:
playa lisa, aguas ordenadas,
mis ojos secos como piedras
y mis dos manos quebradas.

MAR ABSOLUTO

Fue desde siempre el mar.
Y multitudes del pasado me empujaban
como el barco olvidado.


Ahora recuerdo que hablaban
de la revuelta de los vientos,
de linos, de cuerdas, de hierros,
de sirenas dadas a la costa.


Y el rostro de mis abuelos estaba caído
por los mares de Oriente, con sus corales y perlas,
y por los mares del Norte, duros de hielo.
Entonces, es conmigo que hablan,
Soy yo que debo ir.
Porque no hay más nadie,
no, no habrá más nadie,
Tan decidido a amar y a obedecer a sus muertos.

Y tengo que buscar a mis remotos tíos ahogados.
Tengo que llevarles redes de rezos,
campos convertidos en velas,
barcas sobrenaturales
con peces mensajeros
y santos naúticos.

Y quedo tonta,
despierta de repente en las playas tumultuosas.

Y me apresan, y no me dejan siquiera mirar la rosa de los vientos.
“¡Para adelante! ¡Por el inmenso mar!
¡Liberando el cuerpo de la lección de la arena!
¡Al mar! - ¡Disciplina humana para la empresa de la vida!”

Mi sangre se entiende con esas voces poderosas.
La solidez de la tierra, monótona,
nos parece flaca ilusión.
Queremos la gran ilusión del mar,
multiplicada en sus mallas de peligro.
Queremos su solidez robusta,
una solidez para todos los lados,
una ausencia humana que se opone al mezquino bullir del mundo,
y hace el tiempo enterizo, libre de las luchas de cada día.

El aliento heroico del mar tiene su polo secreto,
que los hombres sienten, seducidos y medrosos.

El mar es sólo el mar, desprovisto de apegos,
matándose y recuperándose,
corriendo como un toro azul por su propia sombra,
y arremetiendo con bravura contra nadie,
y siendo después la pura sombra de sí mismo,
por sí mismo vencido. Es su gran ejercicio.

No necesita del destino fijo de la tierra,
él que, al mismo tiempo,
es el bailarín y su danza.

Tiene un reino de metamorfosis, para la experiencia:
su cuerpo es su propio juego,
y su eternidad lúdica
no apenas gratuita: mas perfecta.

Baraja sus altos contrastes:
caballo épico, anémona suave,
se entrega todo, desprecia todo,
sustenta en su prodigioso ritmo
jardines, estrellas, colas, antenas, ojos,
mas es deshojado, ciego, desnudo, dueño apenas de sí,
de su contundente grandeza despojada.

No se olvida que es agua, al desdoblar sus visiones:
agua de todas las posibilidades,
mas sin ninguna franqueza.

Y así como agua me habla.
Me arroja caracoles, como remembranza de su voz,
y estrellas erizadas como convite a mi destino.
No me llama para que siga encima de él,
ni por dentro de sí:
mas para que me convierta en él mismo. Es su máximo don.

No me quiere arrastrar como mis tíos otrora,
ni lentamente conducida,
como mis abuelos, de serenos ojos certeros.

Me acepta apenas convertida en su naturaleza:
plástica, fluida, disponible,
igual a él, en constante soliloquio,
sin exigencias de principio y fin,
desprendida de tierra y cielo.

Y yo, que viera cautelosa,
por buscar gente en el pasado,
sospecho que me engañé,
que hay otras órdenes, que no fueran bien oídas;
que otra boca hablaba: no solamente la de antiguos muertos,
y el mar a que me mandan no es apenas este mar.

No es apenas este mar que retumba en mis vitrales,
mas otro, que se parece a él
como se parecen los bultos de los sueños dormidos.
Y entre agua y estrella estudio la soledad.
Y recuerdo mi herencia de cuerdas y áncoras,
y encuentro todo sobrehumano.
Y este mar visible levanta para mí
una cara espantosa.

Y se retrae, al decirme lo que preciso.
Y es luego una pequeña concha hirviente,
mancha líquida e inestable,
célula azul sumiéndose
en el reino de otro mar:
¡ah! Del Mar Absoluto.

SOLOMBRA

Las palabras están con sus pulsos inmóviles.
Caminaría la muerte – y siempre el mismo peso
y la misma sombra cerrarían mis peticiones.

Mas la sangre del amor tiene sueños y silencios,
sabe de lo que aparece apenas porque pasa:
espera sin temer que el universo se explique.

Te mando un sonido de vida, en mis ríos de espanto,
solitaria de mí, repentina exiliada,
con los enigmas ardiendo entre inconstantes ondas.

Nada somos. No en tanto, hay una fuerza que prende
el instante de mi alma a los instantes de la tierra,
como si los mundos dependiesen de ese encuentro,

de esos preludios sobresaltados.

Tomo en los ojos delicadamente
esta noche – jardín de puro tiempo
con ramos de silencio uniendo los mundos.

Todo cuando quisiese aquí se encuentra:
en los arroyos de estrellas – por los bosques
donde hay risas (¿y próximos sollozos?).

Siento perfume y rocío – imágenes tenues
que inventa la soledad, para hacerse
de repente saudade. Y veo en todo


esas cansadas lágrimas antiguas,
esas largas historias sucesivas
con sus cunas y guerras - ¿glorias? – túmulos.

Recojo la noche en mis párpados.

POEMAS DE ANA CRISTINA CESAR. Selección y traducción de José Carlos De Nóbrega


ANA CRISTINA CESAR

CÓMO AFEITAR EL PAISAJE

La fotografía
es un tiempo muerto
ficticio regreso a la simetría

secreto deseo del poema
censura imposible
del poeta




Miro mucho tiempo el cuerpo de un poema
hasta perder de vista lo que no sea cuerpo
y sentir separado entre los dientes
un cordoncillo de sangre
en las encías



FISONOMÍA

No es mentira
es otro
el dolor que duele
en mí
es un proyecto
de paseo
en círculo
un fracaso
del objeto
en foco
la intensidad
de luz
de la tarde
en el jardín
es otro
otro el dolor que duele




Hubo un poema
que guiaba su propia ambulancia
y decía: no recuerdo
ningún cielo que me consuele,
ninguno,
y salía,
sirenas bajas,
coleccionando los restos de las conversaciones,
de las señoras,
“para que nada se pierda
o se olvide”,
proverbial,
aunque herido,
hubo un poema
ambulante,
cruz roja
sonámbula
que huyó
y se fue
inolvidable,
irremediable,
criba abajo.




Sin ti mi bien soy lago, montaña.
Pienso en un hombre llamado Heberto.
Me acuesto a fumar bajo la ventana.
Respiro con vértigo. Ruedo en el colchón.
Y sin bravuconería, corazón, subo el precio.




Allá donde me cruzo con la modernidad, y mi pensamiento atraviesa como un rayo, la piedra en el camino es el tiempo que arrojas del campo.




Ahora, de inmediato, es aquí que empieza la primera señal del peso del cuerpo que sube. Aquí cambio de mano y empiezo a ordenar el caos.

Monday, December 24, 2007

DIEZ POEMAS OBJETO PARA VALENCIA DE SAN DESIDERIO (Coyuntura: un 2007 que se muere y un 2008 que vendrá)




1.- Sembrar un gran maizal a lo largo de la Avenida Bolívar como homenaje al ecocida burgomaestre kitsch de la ciudad.


2.- Crear una línea del Metro en la que los vagones sean tirados por poetas institucionalizados.


3.- Que Nixon Moreno (con la curaduría de Lunes Rodríguez) proponga a la Asamblea Nacional la Convención de los Heridos del Amor (Paulo Coelho, 2007, Alquimia, revista Todo en Domingo del diario El Nacional, n° 427 del 23/12, p. 54). Ello para beneplácito de Josefina Fierro y Leonardo Andrade.


4.- Constituir un circuito de burdeles que integre al Ateneo de Valencia, la Asamblea Legislativa del Estado Carabobo, la Misión Cultura y la Curia Arzobispal. Las putas son bellas, justas y necesarias; por lo tanto, este ejercicio simula una praxis surrealista y no una malintencionada ni maledicente analogía.


5.- Velar en capilla ardiente a la críptica intelectualidad postmodernista (Lyotard ataviado de leotardo, por ejemplo), teniendo como plañideras a los DTA de la Universidad de Carabobo (para descifrar las siglas, preguntar por Faver Páez o en su defecto por el poeta Burgos).


6.- A falta de política editorial en la ciudad, invertir cuatro millardos para reunir en una Gira Terrorífica a Paul Gilman y Arcángel (con todo y misa negra en honor a Hermann Goering).


7.- Crear el Salón de Arte Escatológico Alfredo Fermín bajo el auspicio de la más rancia Valencianidad.


8.- Atribuir la Gastronomía de la Miseria a Alejandro Oliveros sin reparar en su cultura sibarítica.


9.- Publicar las Hablillas Completas de Alfredo Fermín con la curaduría de Carlos Yusti.


10.- Desenterrar a José Antonio Páez y Miguel Peña para reconstruir la Cosiata, sólo para darnos cuenta de la nostalgia godarria que aspira la incorporación de Venezuela como departamento de la República Uribense de Colombia.


En Valencia, no se sabe a santo de qué, a los 24 días del mes de diciembre de 2007.

Sunday, December 23, 2007

MARX Y LA LITERATURA BURGUESA


MARX Y LA LITERATURA BURGUESA.

Un conocido revolucionario del siglo XIX llamado Karl Marx, a quien nadie puede acusar de proclividad pequeño burguesa, recitaba a Shakespeare de memoria, se extasiaba con Byron y Shelley, elogiaba a Heine y consideraba a ese reaccionario de Balzac como un admirable gigante. Y tanto él como F. Engels se lamentaban de que un genio como Goethe se rebajase al filisteísmo y a los honores de su pequeño ministeriazgo ducal. No ignoraban sus contradicciones humanas y filosóficas, sabían perfectamente hasta qué punto Goethe era un artista de las clases reaccionarias; pero no obstante lo amaban y admiraban, lo consideraban como una contribución definitiva a la cultura de la humanidad.

Hermosa lección para ciertos revolucionarios de bolsillo.

Pienso que el signo más sutil de que una sociedad está ya madura para una profunda transformación social es que sus revolucionarios se revelen capaces de comprender y recoger la herencia espiritual de la sociedad que termina. Si eso no sucede, la revolución no está madura.

Ernesto Sábato: “El escritor y sus fantasmas", Seix Barral, 2004.

Wednesday, December 12, 2007

AGUINALDOS PARRANDIGMÁTICOS. Marcelino Gil



Aguinaldos parrandigmáticos
Marcelino Gil


Niño:

Ya viene el aroma
y el fulgor que emanas.
Ojalá vinieras
todas las semanas.

Por eso te pido
con plena humildad,
estos favorcitos
para Navidad:


Que no les dé nada,
ni gripe, siquiera,
a Marcos González
y a Escobar Cabrera.


Gastando zapatos
por tomarte fotos
Rafael Ojeda
ya los tiene rotos.


Hazle unos cariños
a José Bruzual,
porque al fin y al cabo
no se porta mal.


Que perdone, ruégale,
a tu padre Dios,
todos los pecados
de Alfredo Veloz.


Trae desde el Cielo
un tarro de miel
para que se endulce
Gustavo Montiel.


Advierte a Oliveros
di rendersi conto
porque el negro gallo
cantará muy pronto.


Hazle a las viuditas
sabrosas maldades.
Y, para que goces
estas Navidades,


Junta a los políticos
y poetas malos:
Agarra un garrote
y les caes a palos.


Dibuja unos marzos
con color de abriles,
para el calendario
de Francisco Ardiles.


Ponte filosófico
y habla de Bergsón
para que disfrute
Miguel Patacón.


Dime si es verdad
que en algún verano
cantaste un bolero
con García Marcano.


Tú, que eres la cura
de los peregrinos,
cura la saudade
de Orlando Chirinos.


Formúlame ahora,
que ya voy de ida,
una teoría
de la despedida.


Vete a Miraflores
y al más puro obrero,
regálale el libro
de Orlando Baquero.


Sálvame del odio
y efluvios letales,
de tantos liróforos
departamentales.


Tú, que en Cumarebo
las fiestas alargas,
decreta una eterna
para Ciro Vargas.


Si te sientes íngrimo
en la noche lóbrega,
busca que te cuide
José Carlos Nóbrega


Ve con Freddy Ordaz,
visítalo un rato,
quién quita y se atreva
a hacerte un retrato.


Vente al Rectorado,
rompe las rutinas,
repartiendo magias
por las oficinas;


haz que los burócratas
se mueran de asombro,
cuando se contemplen
tu luz en el hombro.


Llévate a Elio Araujo
a patear Los Andes,
y empaten en ésa
a Quintín Hernández.


Reconforta a Pedro,
(aquél de Carora),
que en la noche ríe
y en el día llora.


Tráete en este viaje
para Andrés Cerceau,
las fotos del Diablo
que Capa tomó.


Labra un verso único
de insólito dejo,
y se lo regalas
a Eugenio Montejo.


Para que enjoyeles
tu regia región
llévate los ojos
de María Garzón.


Dale a Ralph Granado
sabias instrucciones:
Que mezcle una lágrima
con las libaciones.


Al poeta Burgos
no lo desampares:
Dale muchas vírgenes
y muchas Guanares.

Y si te lo llevas
deja testimonio
de que está en la Gloria
junto a su unicornio.


Dale a Lenín Sánchez
ron Aniversario
cuando llegue al Cielo
con su Diccionaurio.


Si te vas solito
por los medanales,
llévate la brújula
del Negro Querales.


Vente a que te den
una clase rara
Emeterio Gómez
y el Gordo Guevara.


Pásate una tarde
bebiendo feliz
en el Bar Modelo
y en el Le París.


Y si la parranda
se pone bonita,
agarra tu taxi
para La Guairita.
Que te lo prescriba
-dile a Carlos Rojas-
tu antidepresivo
por si te acongojas.


Coda
Y a mí, no me traigas
nada, pero nada.
Ni bueno ni malo:
Ya voy de arrancada.


Estos son los últimos
versos que te escribo:
El año que viene
no voy a estar vivo.


Ya no tengo huesos
ni tengo ya músculos:
Me pasé los años
mirando crepúsculos.


Sólo tendré algo
cuando sea cadáver:
Y eso será herencia
del viejito Fáver.


Báñanos con toda
tu luminiscencia,
para que sea bello
morir en Valencia.