Wednesday, November 25, 2009

ACENTO DE CABALGADURA O LA TILDE QUE PREFIGURA EL DECIR. JOSÉ CARLOS DE NÓBREGA




ACENTO DE CABALGADURA O LA TILDE QUE PREFIGURA EL DECIR
José Carlos De Nóbrega

Yo vengo labrando a solas
este anhelo de honda vida.


Guariqueñita, Alberto Arvelo Torrealba.

Es incuestionable la vocación de Enrique “El Gallo” Mujica por la Poesía del Decir: No sólo el ejercicio magistral de la palabra en Poemas del Decir (2005, edición de autor) nos lo confirma, la novela Acento de Cabalgadura (en sus dos ediciones de 1989 y 1990, Universidad de Carabobo y Ateneo de Calabozo respectivamente) lo anunció con suma antelación recreando sin mediación alguna el habla llanera del cabrestero, el conuquero, la comadrona, el brujo o el caporal. Textos como éste, “Contra el poder y / contra la miseria / descerrajamos el poema. / El poema como un fuego alto / contra la muerte”, van de la mano con el terror que le inspira a Guillermo Navas la recluta, pues “Mire, compa, lo que soy yo no paso por la puerta el cuartel, porque esos nunca están completos”. La preocupación social no es una concesión piadosa del oficio poético que procura lo políticamente correcto; tampoco la recreación amorosa de la oralidad de nuestro pueblo, constituye un muro indeseable que la separe del buen decir. Los artistas no sólo son mayordomos celosos y severos de la cultura clásica y universal, también son fieles lectores de los maravillosos textos humanos que bullen a su alrededor. La Poesía del Decir, hecha verso y prosa, nos confiere el placer de auscultar la palabra del Otro con rigor y claridad (valga la alusión a uno de los nuestros, el poeta brasileño Lêdo Ivo). En la ausencia de la ruidosa y extravagante arrogancia de los especialistas en el no decir, Luis Alberto Angulo Urdaneta comparte con nosotros la belleza superlativa de “una enorme troja de cachos y narices agarrando aire” que atraviesa un río crecido. Qué decir de esa conmovedora crónica poética y fluvial que es Carama del poeta Igor Barreto: “El río crecido roza la capilla del ánima salvadora / donde iré a dejar unas cuantas monedas / por los amigos que enfermaron de distancia”. La carama trae consigo la voz del general Castro, al igual que el cadáver del abogado Rafael del Castillo dentro del ataúd de su propio caballo. El poeta Manuel Bandeira compone una ópera bufa de sapos académicos que pervierten las aguas transparentes de la Poesía: Su croar deviene en triste susurro que nada dice, ateridos del frío que no justifica la preceptiva totalitaria de los que pretenden aún cosificar el cuerpo libertario y liberador del poema. Celebramos hoy la reedición de Acento de Cabalgadura, bajo el incansable y milagroso sello editorial de El Perro y la Rana, como reivindicación de la dura pero vivificante palabra poética que echa abajo las alcabalas del poder, en la asunción de la solidaridad y la responsabilidad siempre presente en la obra literaria de Enrique Mujica. Quisiera destacar, entre sus numerosas virtudes, tres grandes rasgos a saber: su discurso transgenérico ajeno a abstrusas maromas excéntricas; la simplicidad y riqueza de su musical inventario léxico; y la interiorización del paisaje por vía de la metáfora viva que juega con la filosofía de las artes y los oficios de nuestros campesinos, sin la necesidad de lanzarle peos al Diablo.


El discurso narrativo funde la novela y el cuento en la impune vinculación del arte con la vida. Sin apelar a las referencias cruzadas ni al diseño de atrevidos e ingeniosos instructivos de lectura, la novela supone los tramos integrados que sólo conducen a la lúdica contemplación de las voces que aprehenden el entorno en un ejercicio exquisito de la memoria. Nos suena a los cuentos de la llanura y el habla octasílaba que ennoblecen las faenas del campo, amenizan las noches de parranda y construyen el dilatado imaginario campesino. Nos recuerda la estructura y el tenor corajudos de dos novelas que apreciamos mucho: En virtud de los favores recibidos de Orlando Chirinos y Cacao de Jorge Amado, las cuales acompañan con denuedo y ternura a personajes imprescindibles, la puta del pueblo y su clientela, los trabajadores de las plantaciones de cacao del sur de Bahía. Si revisamos los títulos de los capítulos, nos encontramos una galería de motivos campestres redondeada en sustantivos escoltados por determinantes, echando fuera de sí las adjetivaciones innecesarias: El conuco, la carreta, el trapiche, los sapos, la madriguera, el gallo o el tío Pedro. El discurso narrativo apunta, entonces, a una paradójica y firme voz que se fragmenta en el diálogo comunitario con las otras voces, las del prójimo y las de la naturaleza: “Esa era la conversación de los sapos que yo escuchaba desde el chinchorro entre el secreteo de la llovizna arriba el cin y las lenguarás de los truenos. Porque si uno se fija, el trueno también habla, como hablan los pájaros, y el borbollón del río y la lengua e la candela en un chamarizal”. El tono conversado tiñe de color la flexible y concreta estructuración del texto narrativo, sin laberintos ni pasadizos falsos que distraigan a los lectores en la mentira de la forma por la forma.


Enrique nos sumerge en la sonoridad y la diafanidad del único inventario léxico que puede apropiarse del llano: guáimaros, joso palmero, fóforo, juraco, cundiamores, trapiche, masaguaro, corozo, por ejemplo. El habla campesina es mucho más fiel al idioma de Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz y Miguel de Cervantes que ese calé apresurado, biodegradable y deformado por intelectuales y usureros mercachifles –qué les parece el ruido ininteligible de palabras desgraciadas como accesar y aperturar-. Las palabras nos queman en el melao que burbujea el trapiche: Tenemos esas solazadoras miniaturas en prosa y verso que son los refranes y las coplas. “Yo sabía que el viejo Indalecio era más pichirre que colmena en acapro” o “Arrequinta la muralla / afloja los cabresteros / si quieres comer cogollo / goza del yugo primero”.


La metáfora vive en el afán y la respiración por el llano, a fuerza de imágenes primigenias e inmediatas al buen paladar que se enseñorea chispeante y despreocupado del texto: En La Quemadura, la voz narrativa nos describe cómo se hace el batío proveniente de la melcocha, cómo la pelota e candela de la gota e melao le llaga el empeine y, mejor aún, cómo el padre le cura la herida; se fusionan entonces la gastronomía y la farmacología popular para rematar asombrosamente en una metáfora perfecta: “Mire la vaina. Eso le pasa porque usté es una avispa. Lo que quiere es vivir metío en un trapiche”. El episodio o relato titulado La Miel, nos presenta a los muchachos castrando el matajei para extraer su dulce y apetitoso jugo, imbuída la escena de una sensualidad mágica enclavada en el eros gástrico; el juego metafórico no es artificial ni ideológico a secas, emparenta la infancia con una visión nostálgica del llano y la recreación desalentadora de la institución escolar: “Más de uno castré. Ai era ande me acordaba de la escuela, del chorro e muchachos saliendo de la escuela, como avispas. Entonces pensaba que la escuela era también un matajei, pero sin miel”. El Conuco nos revela la pelea entre el hombre y la naturaleza: El Tuerto Elías pierde los primeros rounds con los ventarrones de San Lorenzo, cuando arrasan medio maizal en días; sólo que el hombre, retando al santo y con la vara atravesada como una gran hélice, tumbó el resto del conuco en media hora. La interiorización del paisaje no es plana ni edulcorada, por el contrario, asume un cariz problematizador y dinámico en el ejercicio libre y desenfadado del lenguaje poético.


No nos queda más que una celebración sentida de la novela de Enrique Mujica, parodiando la negación de Pedro a la vista de tres gallos por si a las moscas –tomamos previsiones en caso que dos de ellos queden afónicos-: Se canta al filo de la madrugada la fidelidad de la Poesía al hombre de a pie, de a caballo o de a autobús; parafraseando a Jorge Amado, la Poesía del Decir no apunta a la mera generosidad, su virtud posee un nombre más bonito, conciencia de clase.


En Caracas, hermana de Bolivia y novia de José Manuel Briceño Guerrero, sábado 21 de noviembre de 2009.



Friday, November 13, 2009

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "EL CORAZÓN DE VENEZUELA, PATRIA Y POESÍA" EDITADO POR LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA, CARACAS, 15 DE NOVIEMBRE DE 2009


Estimados amigos: Les invitamos cordialmente a la presentación del libro "El Corazón de Venezuela, Patria y Poesía" (2009), colección poética compilada por los escritores Luis Alberto Angulo y Luis Ernesto Gómez bajo el sello editorial de la Presidencia de la República, en el marco de la V Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN). El acto se llevará a cabo en el stand número 1 de Ediciones de la Presidencia de la República, Parque Los Caobos, el domingo 15 de noviembre de 2009 a las 5 pm.


Es la segunda edición corregida y ampliada del referido título, pues la primera correspondió a PDVSA y REDVE (2008). Respecto a la obra hemos comentado: Vincula la patria con el decir poético en la exclusión del equívoco discurso chauvinista y el seco formato del pasquín ideológico dispuesto en versos; es la afirmación del patriotismo legítimo en tanto antítesis del nacionalismo hueco y ruidoso a fuerza de arengas y consignas, como bien lo postula Julio Cortázar. El volumen destila pertinencia para el momento histórico que ha espoleado la participación popular, destaca la revisita del decir poético venezolano a lo largo de su evolución histórica y promueve sus voces más recientes. Sin duda, la antología está animada de guisa coherente por lo que hemos llamado la Poesía del Decir: el compromiso de la palabra con la humanidad oprimida y, en consecuencia, la deslegitimación del discurso abyecto y tenebroso del poder.

Thursday, November 12, 2009

UNA FOTO COMENTADA POR EDUARDO MARIÑO


Lectura en el Ateneo de Valencia / Homenaje a Juan Calzadilla - Parte I: Nóbrega, ¿en qué parte de mi libro dice todo eso? Tú como que estás enratonao.
La foto se refiere a la presentación del libro A la salida del fastuoso recital de Eduardo Mariño. Para despejar la incógnita, se le sugiere a nuestros amigos la lectura simultánea del poemario de Eduardo y mi nota de presentación titulada Eduardo Mariño o de los versículos del hastío, la cual está publicada en este blog compulsivo.

CARLOS YUSTI: HOJALATERO DE LA PALABRA. JUAN GUERRERO


Carlos Yusti: hojalatero de la palabra

juan guerrero (*)


No por casualidad elijo este título para iniciar estas palabras sobre el ensayista, pintor, editor de publicaciones y convicto y confeso lector Carlos Yusti. Esto último como sello indiscutible de quien mantiene un ritmo de lectura de libros y de la vida que lo coloca en la cresta de la ola intelectual de nuestra época.


Su estilo ensayístico es corrosivo, sin muletillas complacientes ni explicaciones academicistas. No sé cuándo le conocí ni dónde. Ya sabía de él y él de mí. Quizá en esos tiempos, del dólar a cuatro treinta y de la caída del Muro de Berlín nos éramos indiferentes el uno al otro. Después la vida, las lecturas, el vicio de la escritura y la burla a la pacatería y jalabolismo de la sumisión a los preceptos sacros de la cultura oficial nos han acercado. Estas últimas palabras imitan en demasía su estilo personalísimo pero que tiene mucho de Francisco Umbral, del mismo Argenis Rodríguez a quien dedica uno de sus ensayos o también, desde una óptica más sublime, al Sancho Zancas originario en El Quijote. Prefiero llamarlo en su versión inicial. Yusti apuesta su destino como ensayista por senderos de lo sanchístico para darle mayor sentido de pertenencia a sus reflexiones. Hijo de su tiempo, Carlos Yusti aborda en sus ensayos literarios –diríamos más ensayos para existir- los contornos de personajes que en el ámbito literario e intelectual se han destacado por sus rasgos cotidianos, por el anecdotario de sus triviales y a veces fracasadas vidas de ciudadanos comunes y corrientes.


Esas anécdotas le han servido a Yusti para entrelazar sus análisis de las obras de quienes le han parecido interesantes en su transcurrir de dilettante lector que es. Confieso mi ignorancia sobre cómo ha llegado a coleccionar en su haber tantas anécdotas sobre escritores, artistas y demás personajes de la cultura universal. Intuyo que son sus lecturas. Porque Yusti es un monstruo devorador de libros. Pero además de ello, y como adición a su afiebrada costumbre de hambriento e inquieto hurgador de la vida, también es un cinéfilo y amante de las palabras. Toda, absolutamente toda palabra le es familiar, conocida. Las degusta mientras las llena de sentido común en tanto vienen ellas digeridas y pasadas a través del ojo experimentado de quien ha sabido darle burdel a sus reflexiones intelectuales.


Por ello se hacen tan agradables, cercanas y hasta graciosas las lecturas en todos sus ensayos y especialmente este último libro que en esta ocasión deseamos comentar Para evocar el olvido y otros ensayos inoportunos (Editorial El Perro y La Rana, 2009). Tomado, parte del título, de uno de sus ensayos sobre quien en su momento le pudo filosofar su vida. Otra de sus menciones es a su madre quien le permitió ser holgazán de la palabra y le llamó escribidor, y una hermana quien le obsequio su primer juguete intelectual, además de los libros que ya conocía, una máquina de escribir. Apertrechado de libros, en su incipiente biblioteca anarcotemática, máquina de escribir y mucho ocio u holgazanería, Yusti ha ido construyendo su propio universo estilístico.


Tanto más duro cuanto que este ensayista se ha hecho solo en el mundo intelectual. Debo acá resaltar en él su capacidad para sobreponerse a una vida dura como niño y joven en situaciones particularmente difíciles que le llevaron a múltiples trabajos, como caletero, ayudante de oficina, obrero, donde en los ratos libres o mientras descansaba después de los largos ratos de amor en El trece rojo, podía terminar de leer El Quijote y asemejarse a su tan querido Sancho.


No hay en el discurso ensayístico de Yusti intento por presentar un discurso mesurado ni reposado. Éste viene expresado en su exacto peso y nutrido con su personalísimo estilo, lleno de connotaciones, en voz alta, absolutamente franco, despojado de sinonimia y desnudo de todo modelo académico y mucho menos complaciente. Es natural pero a la vez con una hondura de peso intelectual. Hace gala de la síntesis que le conceden a sus escritos la magia de leerlos sin interrupción. La brevedad de palabras y a la vez su profundidad analítica, son inversamente proporcionales a la cantidad de imágenes e ideas que se desprenden al terminar de leerlos. Queda el lector necesitado de otras lecturas para ahondar, para continuar, para conocer y atar cabos de historias que apenas se aprecian en la densidad y complejidad de una escritura que en su sencillez se trasciende y trasciende en ritmo, cadencia, tono y hasta musicalidad. Porque en esto último apreciamos en Yusti un rasgo que lo acerca a la palabra poética. Parte de sus ensayos presentan esta sensación; por el uso de imágenes, de juntura de palabras que remiten a experiencias metafóricas de singular belleza. El mismo término “magializar la palabra” usado en varios de sus ensayos. O éste otro El universo se encuentra en cualquier lado. Quizá este también más mundano, Sentados ante el café de la miseria.


El único ensayista que conozco lector empedernido de manuales para celulares, para electrodomésticos, recibos de teléfonos, de agua, hasta las guías telefónicas. Por mi parte, sólo soy un enamorado de los diccionarios de todo tipo. Poseo más de cincuenta y paso algunos días buscando palabras raras para divertirme. Pero Yusti busca en esos manuales y guías telefónicas quizá la instrucción, el nombre o la dirección olvidada, la llave que no tiene ninguna cerradura en el mundo para abrir la puerta que lleve a la verdad literaria, del ensayo, del arte.


Buscador incansable de una plenitud en la vida, desde su misma realidad, la de todos los días, hallamos en los escritos de Carlos Yusti la huella que traza y a la vez borra la melancolía de quien va por los márgenes escribiendo la vida a secas.


*Juan Guerrero (Maracaibo, 1954). Licenciado en Letras. Magíster Scientiarum en Educación, Mención Enseñanza del Castellano. Universidad de Oriente, 1999. Candidato a doctor en Filología Hispánica. Universidad de Oviedo-España.

Wednesday, November 04, 2009

CARTA A GUILLERMO GARCÍA PONCE EN APOYO A GALERÍA ALTERNATIVA (SUME SU FIRMA EN APOYO A LA RESTITUCIÓN DE LA GALERÍA ALTERNATIVA - DIARIO VEA)


Carta a Guillermo García Ponce en apoyo a Galería Alternativa
(sume su firma en apoyo a la restitución de la Galería Alternativa - Diario Vea)


Estimado Guillermo García Ponce

Director Diario VEA


Estimado Camarada:

Valga un saludo cordial y solidario para usted, su familia y los trabajadores del diario Vea. Nos mueve a escribir esta carta, una sentida preocupación por el suplemento Galería Alternativa, encartado hasta hace poco los días lunes en el periódico.

Es notoria su ausencia en nuestra mesa de trabajo, pues constituye una tribuna abierta y alternativa de los intelectuales y creadores que respaldamos este proceso de cambios encabezado por el presidente Hugo Chávez.

Nos complace su línea editorial plural y popular, pues es necesario reivindicar la vinculación de lo culto y lo popular en tanto mixtura dialógica que justifica y enaltece la condición del venezolano.

Galería Alternativa es un instrumento revolucionario, pues la revolución también acaece cuando el obrero lee literatura y ve películas de arte y ensayo.

Hemos tenido la oportunidad y el privilegio de publicar nuestro trabajo ensayístico, narrativo y de traducción en sus bondadosas páginas.

Creemos que es un espacio imprescindible para el debate político y cultural en nuestro país, por lo que nuestro llamado apunta a su restitución los días lunes, iniciando la semana de lecturas con muy buen pie.

Agradecemos infinitamente a Carlos Servando y a usted el hecho de abrirnos las puertas del diario para la publicación de nuestro trabajo literario y la promoción de actividades culturales que involucran a todo nuestro pueblo.

¡Enhorabuena!, felicitamos a Galería Alternativa por haber obtenido la mención especial como Encartado Impreso del Año 2009, dispensada por la Fundación Cultural Latinoamericano de Oro.

Sin más se despiden,

José Carlos De Nóbrega, Ensayista
Luis Alberto Angulo, Poeta
Luis Ernesto Gomez, Poeta y Músico
Eddy Gómez Abreu, Diputado a la Asamblea Nacional
Ángela Rizzo, Directora de la revista Altagracia
Yuri Valecillo, Fotógrafo
Israel Sotillo, Diputado a la Asamblea Nacional
Ramón Belisario, Artista plástico
Armando Amanaú, poeta y articulista

(sume su firma en apoyo a la restitución de la Galería Alternativa en Diario Vea, enviando a un correo a elprimerfuego@yahoo.es)
Nota al lunes 9 de noviembre de 2009: El día de ayer, domingo 8/11/09, se publicó en el Diario Vea la carta en su primera versión (p. 10, Cartas al Director). He aquí la oportuna y asertiva respuesta de Guillermo García Ponce: "Le agradecemos sus conceptos sobre VEA. En cuanto a Galería Alternativa, se trata de que estamos estudiando la forma, no de sustituirla sino ampliar y mejorar su cobertura". Por lo que agradecemos a Guillermo y a Carlos Servando su deferencia a nuestra rogativa, y especialmente a los ocho camaradas que me acompañaron con el respaldo entusiasta de sus firmas. Sin embargo, no está de más que otros compatriotas sumen sus firmas para que los editores de Galería Alternativa se sientan bien acompañados y apertrechados en esta empresa de la palabra y el pensamiento. Su amigo, José Carlos De Nóbrega.