Thursday, November 02, 2006

LABERINTO DE PAPEL, ENCLAVE DE LA FESTIVIDAD


LABERINTO DE PAPEL, ENCLAVE DE LA FESTIVIDAD.
José Carlos De Nóbrega.

La estabilidad, la alegría y la libertad se logran mucho más fácilmente si las practicamos y compartimos en comunidad con otras personas.
Thich Nhat Hanh, monje budista.

La revista Laberinto de Papel excede su formato y excelente diagramación al constituirse en terreno propicio del encuentro y el diálogo entre amigos. Por fortuna, no es una postal hemerográfica ni mucho menos un mero apéndice alusivos a las Ferias Internacionales del Libro que organiza cada año –desde hace seis- la Universidad de Carabobo. No es difícil entregarse a una placentera y sentida lectura de sus páginas, arrellanado el lector en el sofá y acariciada la felpa verde de vez en cuando por una mano ociosa. Hoy nos encontramos a la expectativa de la presentación de su cuarto número, dados los aciertos y la gran calidad editorial de las tres entregas anteriores. Por supuesto, un equipo encabezado por Rafael Simón Hurtado, el poeta José Joaquín Burgos y el fotógrafo Orlando Baquero, es el responsable de esta estupenda y querida empresa. Valga mi elogio y agradecimiento, pues Rafael Simón le ha abierto incondicionalmente las puertas de la revista a mi contingente y caótica obra ensayística (de los cuatro números publicados, mis líneas nerviosas y compulsivas se han deslizado tres veces en su papel glasé). Asimismo, el hecho de encontrarme rodeado de las voces de amigos y escritores tales como Carlos Yusti, Pedro Téllez, Slavko Zupcic, Marisol Pradas, Jesús Puerta, Orlando Chirinos y Rafael Simón Hurtado, me sugiere que la revista es un jolgorio anarquista y una comparsa festiva por demás ruidosa y abigarrada. Claro está que grandes firmas han engrandecido y enriquecido el contenido bien dispuesto de los pasadizos y pasillos de este Laberinto de las Letras Latinoamericanas: Fernando Báez exorcizando a los afectados camisas pardas y negras que danzan como idiotas ante el holocausto y la quema de los libros; las confesiones asombrosas de lectura dibujadas por Carlos Monsiváis con la maestría de José Luis Cuevas u Oswaldo Guayasamín; o la prosa de Vargas Llosa jugando y fundiéndose con la del Quijote de Cervantes, modernísima voz en tanto antecedente de la escritura transgenérica. Laberinto de Papel no es un mausoleo de las letras ni tampoco de la fotografía: los textos se iluminan en la vecindad del maravilloso trabajo fotográfico de Mariano Díaz, José Antonio Rosales, Víctor Hernández y Orlando Baquero. El mosaico gráfico exhibe procesiones fantásticas fijadas en blanco y negro; el apacible rostro barbudo de José Manuel Briceño Guerrero en un éxtasis filosófico y poético; un shaman ataviado de pigmentos rojiverdes en la inmemorial contemplación lectora de fuegos reveladores; o los objetos que descoyunta el agudo lente de Orlando Baquero: libros, homúnculos de madera y arcilla, o dijes de metal atrapados en un mar de letras ígneas. Si a ello le adosamos la magnífica diagramación y acomodo de los elementos textuales y gráficos a la manera de un ágil y apetitoso ready made, los ojos y las nalgas de atentos usuarios lo agradecerán en el morbo y el solaz de la lúdica lectura.

Mientras Rafael Simón descansa su humanidad en una cura de sueño con oro, incienso y mirra, para que la vigilia desemboque y lo embosque el seis de enero, los lectores aún disfrutarán el extravío en salas, pasadizos y puentes colgantes de generosas letras y atractivas imágenes contenidas en el Laberinto de Papel que hoy se ofrece sin inhibición alguna.

Valencia de San Desiderio, día festivo y consagratorio de las calacas achocolatadas de 2006.

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