Sunday, April 26, 2015

3 MUJERES DE NUESTRA POESÍA HOY (1). José Carlos De Nóbrega



3 MUJERES DE NUESTRA POESÍA HOY (1)
José Carlos De Nóbrega

"Todavía me sabes, / quemadura de amor! / Y el cuerpo deletrea / el suplicio feliz". María Calcaño.

"callada no hago peso / desnuda estoy a salvo / lo digo ante el espejo / se lo digo a tu silencio". Lydda Franco Farías.

Teniendo como antecedentes las voces de María Calcaño, Enriqueta Arvelo Larriva y Ana Enriqueta Terán, por ejemplo, nos proponemos conversar sobre la obra poética de tres grandes amigas nuestras: Norys Nicoliello (Falcón, 1966), Niddy Calderón (Valencia, 1972) y María Alejandra Rendón (Valencia, 1986), con las cuales hemos compartido espacios culturales, académicos y festivos en la inhóspita, bien amada y descoordinada ciudad de Valencia de San Simeón el estilita o Valencia de San Desiderio como la mienta Slavko Zupcic. Norys

Nicoliello ha publicado a la fecha tres poemarios: El acecho del cordero (2002), Volverme Alúmina (2008) y La Luna de Adelia (2008). Quehaceres de Adentro (2014) constituye su más reciente título, inédito aún. Embargada la voz poética multitudinaria por la diversidad del paisaje (la serranía falconiana, la altura neblinosa de Carayaca o una derruida Valencia del Rey), esta poeta exhibe un denodado compromiso contundente con la palabra, manifiesto en un oficio escritural brillante e inmediato, desprovisto de las estridencias ornamentales y artificiosas del estilo, no en balde la audacia de su propuesta poética. "El acecho del cordero" configura un tríptico lírico que comprende el bestiario, la recreación de la serranía de Falcón (Corubo) y su confrontación con el paisaje urbano descoyuntado (Casa de paso).

"Volverme Alúmina" es uno de sus poemarios más celebrados por nosotros, no sólo por su alto vuelo poético, plástico e imaginativo, sino también porque representó mi segundo libro como editor en la Imprenta Regional Carabobo de la Fundación Editorial el perro y la rana (el primero fue el volumen de cuentos 13 fábulas y otros relatos de Richard Montenegro). En este precioso y carísimo conjunto predomina un careo aproximativo al tema de la muerte, esta vez ligado a la alquimia de la vida y la palabra que transita de la transformación a la resurrección apoteósica de la carne y el alma.

"La Luna de Adelia" nos ratifica la evolución del discurso poético personal de Norys Nicoliello, pues amplía sus preocupaciones temáticas y estilísticas provenientes de las dos incursiones anteriores, amén de depurar la transparencia expresiva y musical asida vívidamente a la Poesía del Decir. Recurre nuevamente a la estructuración de un tríptico: Se suceden eslabones o peldaños en ascenso titulados "Juegos de Niebla", "Soñamos con días ilesos" y "La Luna de Adelia". La interiorización y plasticidad del paisaje de montaña se desdibuja en la inmediatez del lenguaje, mixtura primaria de la lengua culta y la oralidad que tapiza el ámbito familiar (la casa y el conuco). Persiste la simplicidad de la expresión poética en la presencia de metáforas elementales que casi aniquilan a la puntuación y la adjetivación; el ritmo y la melodía son proveídos por el verso breve y despojado.

"Quehaceres de adentro", en las apariencias de una primera lectura apurada, representa la coleta del gracioso papagayo o cometa que es el corpus poético de Norys Nicoliello antes esbozado. Sólo que si la mirada se prende al rabo multicolor, experimentaremos las hojillas que cortan salvajemente el aire y las manos que pretenden asirlo con desesperación. La inmediatez y diafanidad del poema albergan, esta vez, la contundencia y la aspereza de la palabra forjadas en la tensión vertiginosa del vivir: "Me aquejan los quehaceres de la casa / me obnubilan en la rutina / por qué esa manía de orden / por qué esa obsesión de limpieza / la rutina es el escape / de los quehaceres de adentro". Esto es el desencuentro entre Apolos y Dionisio: No logramos distinguir ni conciliar la Utopía y la Distopía en procura del cambio endógeno que repercuta en el entorno exterior.

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