ARS POÉTICA DEL CUARTO DE LOS ESPEJOS
José Carlos De Nóbrega.
Niddy Calderón: Poesía (una risa que se ríe de mí). Editorial El Perro y
Este es el segundo poemario de Niddy Calderón, caracterizado esta vez por un cortante y desmitificador sentido del humor en el abordaje del oficio poético como tal. Desdiciendo los inútiles escarceos de la crítica profesoral en la apropiación del poema -vocación estúpida, persistente e inevitable en los cursos de letrillas de nuestras universidades-, simula una sonsa taxonomía que se afinca en su corteza como una traviesa tiña: desfilan poemas necios, cursis de mujer, onanistas, acreedores de concursos amañados, new age, lunares, efectistas, político aleccionadores, necrofílicos, inútiles y pare usted de catalogar. Por ejemplo, en el POEMA CURSI DE MUJER hallamos la requisitoria de cierto discurso que estigmatiza la poesía hecha por mujeres en Venezuela desde los años ochenta; la cama no es más que la mesa en la que la voz poética se desgañita en un panfleto feminista, diseccionando el cuerpo en tanto sujeto u objeto sexual asediado por el macho de turno: “Nombra al menos una parte del cuerpo / habla de pezón, labio, pene, piel / Es capaz de conquistar a cualquiera / suscitar erecciones o alergias / Puede también nombrar la casa / el hastío del encierro / la queja solemne de los oficios caseros / y la cría de los hijos”. No se trata del sollozo ramplón que se sumerge en la abulia, sino del llorar y crujir de dientes que apareja fallar en la revelación profética de la poesía (patente, por ejemplo, en la música sutil de los pétalos del tulipán que caen al piso; patética en el tañer obsceno de trompetas apocalípticas). Por otra parte, el POEMA GANADOR se regodea en la condena a las posiciones acomodaticias que son irreconciliables con la majestad de
La intención no deja lugar a dudas, detrás del tratamiento satírico del tema se esconde una sentida preocupación por el poema, corpus textual que trasciende su frágil soporte. Su coraje ovárico va más allá del afán de diferenciarse respecto a la versificación desencaminada de escuelas poéticas absurdas, las cuales no son más que la proyección del espíritu amputado de una crítica enceguecida y atribulada. Veámoslo en ÚLTIMO POEMA: “¿Quién puede saber cuál será el último poema? / ¿Qué palabras escribirán con tino el último aliento poético? / ¿Quién vendrá a darme la llave que abre o cierra el poema? / ¿Con qué letras se escribirá a sí mismo? / ¿Será una cola de serpiente enroscada en el papel?”. O la voz poética reconociéndose en la exclusión de lo utilitario (la antípoda del valor de cambio o de mercado) que significa el poema: “nadie cambiará un trago / por unas letras ordenadas / en un papel / nunca perlas o alhajas /cangrejos o fiestas / por la bofetada del sarcasmo, / la fascinación por la nocturnidad / o la cadencia erótica / que pueda contar un poema” . Octavio Paz lo advierte repetida y obsesivamente: “Lo poético es poesía en estado amorfo; el poema es creación, poesía erguida” (independientemente si refiere al pene o a la vagina). Este poemario desanda los laberintos de ars poéticas presuntuosas, empujándonos de improviso en un cuarto de espejos que deforman el cuerpo y el espíritu: precisamente la risa -provocada por tan artificiosa metamorfosis- es la clave que posibilitará el goce y la revelación del estado de gracia que nos provee
Valencia, 19 de febrero de 2007.
1 comment:
SALUD AMIGO por tan bellas palabras. "Ovárico" jámas me sonó tan bien como acá, siempre asociado a incomodos exámenes, tratamientos o cirujias no menos molestas.
Coraje ovárico...cáspitas!
Por lo del sarcasmo es viejo, heredado e inevitable como algunas mieles...Sarcasmo que produce un espejeo dices, que deforma, imagenes desparramadas...Frente a la escritura de poesía uno nunca se propone cosas tan grandes. Más bien sencillas, alcanzabeles y de pronto sucede, salen cosas que uno no sabe, como ese espejeo.
Mercie mon ami.
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