Saturday, September 04, 2010

EL PERFUME A HEMBRA BRAVA (SC1). José Carlos De Nóbrega




EL PERFUME A HEMBRA BRAVA
José Carlos De Nóbrega

Te odio y amo.
Tal vez preguntes
por qué lo hago.
No sé, mas siento
que así sucede
y me atormento.

Catulo.

Íntimo de Marhisela Ron León es un cuerpo escrito que demanda el canibalismo concupiscente de la mirada. La obsesión temática se regodea en el texto amatorio y erótico, sin concesiones al lugar común pero sin sacrificar la inmediatez formal ni la gula de los sentidos, sean la alcoba, las ensoñaciones o la fachada de los templos las locaciones en las que se tenderá el deseo solazándose insomne y febril:

Ellos no controlan el deseo
No consiguen la quietud
De sus siluetas
Amarradas una de la otra. Los poemas dedicados a Dios y al Hombre de Mundo parecieran dirigidos al mismo amante; la voz poética los increpa, les reclama atenciones y caricias, se pavonea en las virtudes que inspiran relamerse del gusto más salvaje:

Para ti, el vestido que prefieres verme lucir: mi piel.
Para ti, mi terquedad y mis miedos.
Mi existencia libre y joven.
Mi perfume a hembra brava. Es evidente la alusión al Cantar de los Cantares del Rey Salomón o las sesiones narrativas en vela de Sherezade para mantenerse con vida y sentirse viva. No es el sexo una instancia alcahueta de varones que padecen la hórrida enfermedad de la eyaculación precoz y que pretenden aproximarse a la Otra en una fetichista apropiación carnal:
No resisto a continuar mansa y boca arriba con mi soledad disfrazada
Bajo una puesta de sol. La meretriz de la palabra va detrás de Dios confesando secretos de sus lunares y ganas, lo cual nos retrotrae este texto de amor de arrabal compuesto por la poeta brasileña Ana Cristina Cesar:

Este é o quarto Augusto. Avisou que vinha.
Lavei os sovacos e os pezinhos. Preparei o chá.
Caso ele me cheirasse... Ai que enjôo me dá o
acúcar do desejo.
Este es el cuarto Augusto. Avisó que venía.
Me lavé las axilas y los piececitos. Preparé el té.
En caso de que él me oliera... Ay qué mareo me da
el azúcar del deseo. En el poema Ella tenemos la impostura de la voz del macho amado postrándose en hinojos ante la hembra, discurso que por vía de la anáfora se convierte en una letanía u oración invertida preñada de deleite y devoción. Destaca del conjunto la sencillez de la expresión que conduce de guisa espontánea a las piruetas eróticas de los amantes, desdiciendo la fútil prestidigitación barroca que no nos las haría inmediatas en la memoria amatoria. He aquí la invitación de la Sirena olorosa a mar, quien horada nuestros oídos indefensos y dispuestos al orgasmo: Inscríbete en mi piel, esta noche comienza la orientación hacia mi tierra fértil. La precariedad de las sogas que nos atan al mástil de nuestra nave alocada, no nos impedirá despeñarnos al mar como cerdos endemoniados que se revuelcan de placer (Ojo, coincidimos con aquel animador de imágenes que decía: Prefiero ser un puerco que un fascista, pues la revolución y el amor son cómplices conspicuos y enamorados).

En Puerto Cabello, amante de la Valencia de San Desiderio, jueves 2 de septiembre de 2010.

1 comment:

Dimitri LiPo said...

Saludamos la referencia a Hayao Miyazaki, y a su personaje Marco Pagot mejor conocido como Porco Rosso.te felicitamos por la labor de divulgación que realizas. Ya es hora de ller los autores locales para poder calibrar nuestra literatura