Saturday, September 25, 2010

"CUENTOS IN VITRO" O DEL LABORATORIO LÚDICO NARRATIVO. José Carlos De Nóbrega


“CUENTOS IN VITRO” O DEL LABORATORIO LÚDICO NARRATIVO
José Carlos De Nóbrega


Este breviario narrativo de Julio Escorcia explora lúdicamente, en la tradición inversa de narradores tales como los Julio (Garmendia y Cortázar), temas sumamente atractivos: El del Doble, el alienante Amor Virtual, el Bestiario o la revisita de Caín y Abel. Por supuesto, en el ejercicio libre y travieso de una voz narrativa inmediata y transparente. A lo largo de sus siete relatos, Escorcia apela a la complicidad de los lectores en el diseño juguetón del discurso narrativo, sin importar que la materia prima sea diversa: los artificiosos giros del lenguaje van modelando la mitología bíblica, el refranero popular, los terrores y tabúes que nos aquejan en la mera cotidianidad. En el cuento “Padova”, la muchacha protagonista proyecta en el paisaje italiano su propia muerte, como si fuese el espejismo que recrea una pesadilla que se repite ad infinitum; la muerte y la violencia nos acechan sin descanso, hasta el punto de aniquilar la sensibilidad y la contristación respecto al Otro. La laptop o computadora portátil del segundo relato, además de fetiche tecnológico y comunicacional, es una velada metáfora onanista de nuestra desadaptación al entorno; nos recuerda la inutilidad del aparato adaptador social que, en el cuento “La realidad circundante” de Julio Garmendia, tan sólo sirve como pisapapeles. Persistimos en masturbarnos en sesiones virtuales que impiden la calidez del contacto humano que, al igual que el arte, es esencialmente tocable. Los personajes, apenas esbozados por la voz narrativa, se convierten en marionetas desesperanzadas y decrépitas, muñecos de salón que deambulan derrotados ante la mirada de lectores y espectadores que se sacuden el hastío. El cascabel aniquila la poética simetría del gato, constituyendo el tercer eslabón del conjunto una reversión de los relatos que tienen como tema el bestiario. Los cuentos “Yo lo vi crecer” y “Nobleza Obliga” significan una glosa satírica de nuestro refranero convencional afincado en el sentido común: En el primer caso, se trata de un hijo mal agradecido que escupe la cara del hombre que lo crió, reconciliándose con los padres biológicos que lo arrojaron a la calle, lo cual deviene a su vez en la burla de las bellas historias edificantes con que Paulo Coelho fastidia los domingos en la revista del Diario El Nacional; mientras que el otro relato nos propone un ars poética narrativa fundada en las peripecias y las situaciones extremas, quizá en una parodia pertinente de los Talleres Literarios, los cuales –en no pocas ocasiones- no forman ni lectores ni escritores, tan sólo súbditos de doctores ególatras o de escuelas literarias importadas y trasnochadas. “Invisible” es una recreación esquizoide e hiperbólica del gran relato de Caín y Abel, protagonizada por un asesino en serie que aniquila a su familia y posiblemente se dirija a este lugar para aplastar los cogotes de estos servidores, amantes de la cultura. Cierra esta plaquette narrativa “Tu gran día”, texto en donde un Dios le obsequia a Carlos la sublimación de su instinto parricida, patente en la muerte de sus padres un día después de su graduación, no en balde el juramento hipocrático. En resumidas cuentas, el lector puede jugar a los dados sobre este pequeño libro sin perder la capacidad de asombro ni la apuesta arriesgada por la literatura vinculada a la vida.

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