Tuesday, March 24, 2009

EL CORAZÓN DE VENEZUELA: POESÍA Y COMPROMISO EN EL DECIR


EL CORAZÓN DE VENEZUELA: POESÍA Y COMPROMISO EN EL DECIR.
José Carlos De Nóbrega.


A todos los Poetas del Decir.

Pueblo de mi misma leche, Miguel Hernández.

He aquí una colección poética hermosa y significativa, El Corazón de Venezuela, Patria y Poesía (2008), compilada por Luis Alberto Angulo y Luis Ernesto Gómez bajo el sello editorial de PDVSA y REDVE. Constituye su segundo trabajo compilatorio que se inició en 2006 con 70 poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano, el cual tuvimos el placer de presentar en Valencia el 22 de mayo de 2007. Vincula la patria con el decir poético en la exclusión del equívoco discurso chauvinista y el seco formato del pasquín ideológico dispuesto en versos; es la afirmación del patriotismo legítimo en tanto antítesis del nacionalismo hueco y ruidoso a fuerza de arengas y consignas, como bien lo postula Julio Cortázar. El volumen destila pertinencia para el momento histórico que ha espoleado la participación popular, destaca la revisita del decir poético venezolano a lo largo de su evolución histórica y promueve sus voces más recientes. Sin duda, la antología está animada de guisa coherente por lo que hemos llamado la Poesía del Decir: el compromiso de la palabra con la humanidad oprimida y, en consecuencia, la deslegitimación del discurso abyecto y tenebroso del poder. Leopoldo de Luis, refiriéndose a la obra poética de Miguel Hernández –imprescindible referencia tutelar de la Poesía del Decir-, lo ratifica sin ningún tipo de artificio retórico: “Ese primer aletazo entusiasta responde a un entendimiento de la poesía como esencia misma del pueblo, con raíz en la tierra, y el poeta como intérprete de sentimientos colectivos, con misión de conducir los ojos y el corazón de las gentes hacia esas cumbres hermosas que son las realidades poéticas, reflejo de las realidades vivas”. Lamentablemente, en nuestro medio se ha machacado –por obra y desgracia de poetas y críticos irresponsables- la división o fragmentación de nuestra poesía en grupos, patotas o escuadras; los poetas se convierten en malsanas etiquetas –formalistas, surrealistas, minimalistas, nadaístas- en el despojo de su humanidad, con la artera y predatoria intención de segregar lo popular a expensas de lo culterano. Si revisamos, por ejemplo, la poesía brasileña contemporánea, tal distinción no es propagada por su absoluta y obscena insensatez; las voces más representativas de Brasil cantan a la patria y a su pueblo sin concesiones, enclavadas en un discurso amoroso: Ahora llamaré a la amiga conjugada / Y pediré qué pieza al ruiseñor de día / Qué pieza al sabiá / Para llevarte presto a este avigrama: / “Patria mía, saudades de quien te ama… / Vinicius de Moraes”. Para Luis Alberto y Luis Ernesto, la poesía venezolana –pese al desconsuelo de voces agoreras como Milagros Socorro & Compañía- establece claros nexos cómplices con la poesía conversacional y exteriorista de Ernesto Cardenal y Pablo Antonio Cuadra, el Vallejo de Poemas Humanos, Ledo Ivo y Miguel Hernández, entre otros.

El libro se inicia con la letra del himno nacional, Gloria al bravo pueblo, en la maravillosa cadencia de la canción de cuna canaria que la dignifica; no en balde nuestras abuelas aún duermen a sus críos con este poema escrito por Vicente Salias. No pueden faltar textos fundamentales de la poesía venezolana: Alocución a la Poesía de Andrés Bello, Vuelta a la Patria de Juan Antonio Pérez Bonalde, Silva Criolla de Francisco Lazo Martí, El Reto (Florentino y el Diablo, nuestro canto épico por excelencia), Credo de Aquiles Nazoa y Mi padre ebrio, mi padre se muere de Caupolicán Ovalles. Por supuesto, este proyecto es abierto y está reñido con las colecciones literarias de corte definitivo, excluyente y sesgado: Busca la atención de los lectores de la calle, desatendidos la mayoría de las veces por las preciosas y ridículas poses de nuestra intelectualidad que se extravía en los vericuetos del poder político y la inmediatez árida y pesetera del mercado editorial. El paisaje interiorizado, en muchos de los textos de esta afortunada antología, responde a un discurso amoroso y vindicativo de la patria sin la estridencia de términos edulcorados ni arrebatados en el detritus de un romanticismo trasnochado. Por ejemplo, se agradece uno de sus más generosos hallazgos, Réquiem para mi perro de José Natalio Estrada:


(…)Al transcurrir un tanto melancólico
de las entradas de aguas,
en el espanto del verano
o en las frustraciones del invierno,
dimos a la sabana lo mejor que tuvimos
en la plenitud de cada hora.


La sencillez y la honestidad del canto nos conmueven sin apelar a las ofrendas florales en el mausoleo del despropósito patriotero de traidores e hipócritas; por el contrario, a la vera de la égloga dolorosa, el alma transida del vivir se reconcilia con la patria –sin nombrarla en vano- en la cotidianidad de la cabalgadura, la cacería y la conducción del ganado, acompañada siempre por la fidelidad incansable del cacri flaco de hambres y mezquindades. Para Ledo Ivo, la patria no descansa en el uso irresponsable, pretencioso y exquisito de la lengua, es el pretexto necesario y urgente para la celebración muda de su belleza, precariedad y oprobio. Esa bellísima misa de muertos cierra con la tierra y los gusanos transfigurando el cadáver del perro:


Esta es la historia de mi perro
y un poco de mi historia
en el largo regreso hacia mí mismo.

Entonces, ¿este réquiem, por lo local, no es universal? ¿Solamente lo es el soponcio mortal de Argos al reencontrarse con Ulises muchos años después? Unos versos no segregan a los otros en la confección de un canon arrogante que excluye la lucidez placentera de la atenta lectura de lo propio y lo ajeno. ¿El erotismo de Catulo está divorciado de la concupiscencia poética de María Calcaño? Isaac Pardo nos refiere, asomándose Don Siverio por la ventana, el beso apasionado del romancero español y algunas manifestaciones de nuestro cancionero popular. Al homenajear a Simón Díaz, Joan Manuel Serrat advertía que la universalidad del canto parte de su íntima y sentida conexión con lo regional. Los clásicos de la literatura universal y nacional no están separados por una horrorosa cerca metálica a la manera de la United Fruit Company; por el contrario, constituyen un patrimonio inembargable de la agradecida humanidad lectora. Este libro, valga la aclaratoria, no es producto de la inspiración gratuita ni de lo políticamente correcto. Es la continuidad del trabajo artístico de sus dos promotores, amigos y camaradas nuestros: Luis Ernesto y su trabajo de composición musical que emparenta en una fusión deliciosa lo clásico, lo experimental y lo popular (recordamos su linda obra alusiva a uno de los nuestros, el escritor peruano José Carlos Mariátegui); y Luis Alberto, afanado y fajado en la divulgación y el estudio auténtico –sin las alienantes cortapisas profesorales- de poetas como San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, Ernesto Cardenal y Ledo Ivo. He aquí esta modesta invitación para leer y tocar el Corazón de Venezuela, tarareando el dueto de Louis Armstrong y Bing Crosby: le pedimos a la Patria un beso para edificar un sueño que nos ampare y festeje a todos.

En Valencia, la de Venezuela, 24 de marzo de 2009.

4 comments:

Anonymous said...

Qué vaina tan cursi, tan mala y con tan pésimo gusto. Es que ustedes los chavistas no dan pie con bola. Mejor suicidense en masa. Haganle un favor a la humanidad.

Anonymous said...

Si somos tan cursis, tan malos y con tan pesimo gusto, y no damos pie con bola, por que sera que pierden siempre y lo más ironico es que quieren que nos vayamos vayanse ustedes para miami hay estarán mejor, haber si los dejan hablar cualquier cosa les daran una pata por donde ya no les duele debido a queles gusta tanto que lo piden a gritos. PATRIA SOCIALISTA VIVIREMOS Y VENCEREMOS

Anonymous said...

VAYANSE A eeuu donde a los de habla hispana los tratan como mierda y no tienen derecho ni a la vida vayan y quedense parados unos 5 minutos en una esquina y veran que son detenidos por la policia y deportados como perros haganlo si tanto les gusta vayanse para que seamos felices las personas que ustedes tanto han jodido los de clase media los pobres y les recuerdo que somo más los que clase media y pobres que las ratas que robaron durante muchos años es una verdadera lastima que no exista la ley del talión en venezuela para que vieran lo que ocurriria aqui.

Anonymous said...

se nota que no leen las noticias como personas que creian tener vivienda nunca tuvieron nada todo se lo quitaron los bancos despedidos como perros y que me perdonen los perros por nombrarlos ellos no tienen la culpa pero que incluso no tienen derecho a la salud si no pagan no son atendidos en hospitales ya que son privados nada es publico vayan a gozarse una BOLA y si es posible quedense halla favor que le haran a la humanidad