Thursday, December 27, 2007

POEMAS DE MURILO MENDES. Selección y traducción de José Carlos De Nóbrega


MURILO MENDES

VERMEER DE DELFT

Es la mañana en el vaso:
Tiempo de descifrar el mapa
Con sus amarillos y azules
De abrir las cortinas (el sol frío nace
En los ladrillos silenciosos),
De leer una carta perturbadora
Que veo por la galera de China:
Hasta que la lección del clavo
A través de sus cristales
Restituye la inocencia.

COSAS

Cosas, y la muerte que existe en ellas,
Experiencia de desconsuelo y fatalidad
Para los párpados que volverán de la mañana:
Cosas de cristal y de melocotón,
Vacilaciones de la onda fría del velludo;
Cosas sin ángulos y sin vértice
Que en el mismo día nacen y mueren;
Cosas de la letra, no de la combinación de las letras,
Mas de la letra en sí;
Cosas de fuego que se transfieren al aire,
Cosas del fin que se transfieren al principio,
Cosas que podrían ser restos de ropajes de ángeles,
Mas tras bastidores de teatro no se usan.

Cosas de la unión de ciertos objetos
Que por separado nada significan para nosotros;
Cosas del cielo que se encuentran por anticipado,
La llama de Pentecostés conservada
Para que el mundo no se entregue al frío,
Y la medalla con la mirada de mi madre;
Cosas amadas que se arrojan a la basura
Y cosas sin valor que divinizamos.
Las cenizas de todos los días
Evocadas solamente el miércoles de ceniza:
Saber que todo este polvo desciende de Dios
Que en el final de los tiempos
Probará las cosas por el fuego,
Todo lo que dejamos en el mundo
Para experimentar la prueba del fuego:
Excepto nuestra alma despojada de cosas
Que palpa en las tinieblas,
Buscando el arquetipo de donde veo.

ATMÓSFERA SICILIANA

Trinacria, tres piernas, triángulo:
Sola la tierra siciliana
Percutida por el sol.

El sexo explota. Presagios
Respira el dios en las alturas:
Tantas mujeres de negro
Velan la propia juventud.

Ay trabajo, áspera vida
Para el hombre, caballo del hombre,
Y áspera para el caballo.

El templo de augustos signos
Y de lúcida arquitectura
Marca la distancia de lo real:

La tierra ocupando el cielo,
La forma feroz del Etna
Y de Stromboli lo domina.

El centro de la tierra explota
En cacto, jazmín y azufre.
Augurios respira el aire,
El bárbaro mar y sus gongos.
Trinacria, tres piernas, triángulo.



SANTA TERESA DE JESÚS

Teresa, cuerpo de gloria,
La novela de caballería desde temprano
Te condujo a la aventura celeste.
De la dura tierra aprendiste a confrontar
El arma del toro, la cruz puntiaguda, el grito árabe.


De las casas fortificadas de Castilla
Extrajiste la imagen objetiva
Para fundar tus castillos interiores.
De la piedra de Ávila extraes la resistencia.
El vacío del espacio dilatado de Castilla
Corresponde al desierto de Dios.

Teresa, descifras el “misterio” masculino de España.
Tu íntimo substrato es el fuego:
Convídate a elidir lo superfluo.

Viendo oculto Dios desnudo
- Mineral subyacente de Castilla -
lo concentraste en un punto mínimo.
Describes con precisión el itinerario del alma.

Altas crestas de Ávila desiertas.
Alta Teresa de Ávila, intocada,
- Rigor y lucidez en la intensidad -
consigues tornar didáctico el absoluto.

SAN JUAN DE LA CRUZ

Vivir organizando el diamante
(Intuyendo su cara) y escondiéndolo.
Trátalo con ternura castigada.
No asimismo en el desierto suspéndelo.

Mas
Vivir consumido de su gracia.
Obedecer ese fuego frío
Que se resuelve en punto dilatado.
Vivir: De su silencio aprendiendo.
No temer su pérdida en noche oscura.

Y del propio diamante ya olvidado,
Morir, de su esqueleto vaciado:
Para venir a ser todo, es preciso ser nada.

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