CORREO ELECTRÓNICO
“Atiborrado de mensajes que no he podido contestar
He recibido este correo electrónico
que me ha parecido puede ser
de algún interés para ti”
por favor, no me incluyas en listas de correo que no te he pedido hacerlo,
ni has consultado de cierto, la conveniencia de que yo esté allí
tampoco envíes archivos tan pesados que posiblemente deba esperar mucho
tiempo para abrirlos (es bueno sopesar que la sazón y urgencia que tienen para ti son nulas para otros), sin embargo, escríbeme siempre, no importa cómo sea, recuerda sólo, que palabras y formas, nos reflejan
considera lo impersonal de enviar algo sin colocar nada tuyo en el mensaje,
la esencia del correo de ahora no es tan diferente a la que siempre tuvo, por ejemplo, si quieres dar mi dirección, piensa en mi propia conveniencia
antes que en la tuya
las “cadenas” otorgando premios y castigos molestan tanto como la propaganda y son tan irritantes como quienes conociendo nuestros puntos
de vista se creen con derecho a impugnarlos pensando que los suyos son
mejores, enviándonos, además, cuanto artículo sobre el tema aparezca
¿te has puesto a pensar por qué habiendo tantas formas de comunicación
ahora, la mayoría de sus usufructuarios se sienten tan solos?
sucede, creo yo, que hemos pretendido sustituir la comunicación por el medio al no querer hacer esfuerzo alguno para utilizar bien estos
instrumentos
y permitir que ellos se impongan sobre nosotros y no nosotros sobre ellos
si quieres reenviarme este correo nada te impide hacerlo, y de verdad
te lo agradezco, pero te pido que lo personalices agregando algo al final
o al comienzo, que trasmita hay alguien vivo detrás de él que quiere,
además, hablar conmigo y por su puesto, me llama con mi nombre
de todas maneras gracias por acordarte un instante de mí, por saber quizás de cierto, que somos todos uno en esta red de redes que ahora sí comienza.
(15 de agosto de 2006)
“Atiborrado de mensajes que no he podido contestar
He recibido este correo electrónico
que me ha parecido puede ser
de algún interés para ti”
por favor, no me incluyas en listas de correo que no te he pedido hacerlo,
ni has consultado de cierto, la conveniencia de que yo esté allí
tampoco envíes archivos tan pesados que posiblemente deba esperar mucho
tiempo para abrirlos (es bueno sopesar que la sazón y urgencia que tienen para ti son nulas para otros), sin embargo, escríbeme siempre, no importa cómo sea, recuerda sólo, que palabras y formas, nos reflejan
considera lo impersonal de enviar algo sin colocar nada tuyo en el mensaje,
la esencia del correo de ahora no es tan diferente a la que siempre tuvo, por ejemplo, si quieres dar mi dirección, piensa en mi propia conveniencia
antes que en la tuya
las “cadenas” otorgando premios y castigos molestan tanto como la propaganda y son tan irritantes como quienes conociendo nuestros puntos
de vista se creen con derecho a impugnarlos pensando que los suyos son
mejores, enviándonos, además, cuanto artículo sobre el tema aparezca
¿te has puesto a pensar por qué habiendo tantas formas de comunicación
ahora, la mayoría de sus usufructuarios se sienten tan solos?
sucede, creo yo, que hemos pretendido sustituir la comunicación por el medio al no querer hacer esfuerzo alguno para utilizar bien estos
instrumentos
y permitir que ellos se impongan sobre nosotros y no nosotros sobre ellos
si quieres reenviarme este correo nada te impide hacerlo, y de verdad
te lo agradezco, pero te pido que lo personalices agregando algo al final
o al comienzo, que trasmita hay alguien vivo detrás de él que quiere,
además, hablar conmigo y por su puesto, me llama con mi nombre
de todas maneras gracias por acordarte un instante de mí, por saber quizás de cierto, que somos todos uno en esta red de redes que ahora sí comienza.
(15 de agosto de 2006)
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