El Lego cinematográfico de James Cameron
Richard Montenegro
Cuando hablo del Lego de James Cameron no me refiero a que tenga falta de letras o de noticias, tal como lo define el DRAE en su vigésima segunda edición, si no que lo comparo con el más famoso producto de Dinamarca, después de Hans Christian Andersen, el Lego: el juego de bloques prefabricados de plástico interconectables. Cameron tomó unas cuantas ideas bases de la literatura de Ciencia Ficción y el mayor número de situaciones típicas en el cine comercial uniéndolas con alta tecnología y mucho color azul. Aunque, como todo artilugio hecho con bloques Lego, de cerca se noten las uniones. Eso no es objetable, lo negativo es encubrir el aporte o préstamo de elementos de distintos autores sin brindarles el respectivo reconocimiento. Aunque al gran público, como cosa previsible, esto no le interesa y hoy hasta algunos que ayer fueron críticos cinematográficos solventes se desviven en halagos por la ultima producción de Cameron apelando hasta a los clásicos griegos para justificar su juicio. A lo largo de este texto mostraremos de dónde Cameron tomó los bloques Lego con los que armó su más reciente película, Avatar.
Durante mucho tiempo estuve esperando ver el resultado del proyecto secreto de James Cameron. Nunca dejó nada en claro y hasta se pensó que estaba preparando la versión de acción real de la novela gráfica Battle Angel de Yukito Kishiro.
Pues aparentemente fue todo un engaño y nos presentó un producto digno de toda una franquicia capitalista. Dándonos una puesta en escena de primera sustentada por una historia más que gastada. Si se tiene una cultura cinematográfica promedio (en otras palabras que sólo hayas visto cine de USA) es inevitable compararla y ver los puntos de encuentro o de plagio con películas como Un hombre llamado Caballo (película de 1970 dirigida por Elliot Silverstein y protagonizada por Richard Harris), Danza con Lobos (película de 1990, dirigida y protagonizada por Kevin Costner), El Ultimo Samurai (película de 2003, dirigida por Edward Zwick y protagonizada por Tom Cruise) y Pocahontas (película de 1995 dirigida por Mike Gabriel). Sí, estoy hablando de la cinta de animación de Disney.
La mejor crítica que he podido escuchar me la dio un amigo al decirme: “las imágenes son hermosas pero ni aprendí ni me mostró nada nuevo, están bien para pasar un buen rato".
Al ver la película uno se deja llevar por las imágenes que es lo mejor que tiene la cinta, porque la trama es de lo más predecible. Es inevitable pensar que Jake Sully triunfará. Apenas me adentré en la oscuridad de la sala, casi de manera automática vi a Jake Sully como una versión picta o celta de John Dunbar de Danza con Lobos, película basada en la novela de Michael Blake. Hasta la escena de la confesión es similar. En Danza con Lobos John Dunbar dice a sus amigos indígenas Lakotas (Siux) que el hombre blanco vendrá y que serán como las estrellas del cielo. En Avatar, Jake Sully le explica a los Na’vi que la gente del cielo vendrá y serán como gotas de lluvia.
En ambas películas hay pueblos indígenas que habitan tierras codiciadas por extranjeros. En Danza con Lobos los indígenas son los Lakota, mejor conocidos por nosotros como los Siux, en Avatar el pueblo a despojar son los Na’vi, que son una versión longilínea de color azul de los Thundercats del paleolítico con puerto usb incorporado.
En cuanto a Un hombre llamado Caballo y El Ultimo Samurai vemos como un hombre ajeno a una cultura es vejado por el grupo que no lo acepta. Hasta que logra sobreponerse y ganarse el respeto de la comunidad que antes lo despreciaba y que finalmente lo acoge como uno de los suyos.
Para los que recuerden a Pocahontas, no deben olvidar que esta princesa indígena salvó a un extraño hombre venido de allende los mares llamado John Smith del que se enamora (noten que las iniciales de Jake Sully y John Smith son las mismas: J.S.) y casualmente en esta cinta animada existe el personaje de la Abuela Sauce que muy fácilmente podemos relacionar con el Árbol de las Almas.
La película no dice nada nuevo y James Cameron aplica la fórmula descubierta por él en Titanic de 1997, tomar una historia de amor simple y sazonarla o vestirla en aquel caso de recuento histórico y en este caso de alegato ecologista. Es necesario hacer notar que la trama de Titanic se inspiró en un episodio de “El mundo submarino de Jacques Cousteau” que mostraba el descubrimiento y exploración de los restos del HMHS Britannic. Esta expedición contaba con Sheila Macbeth Mitchell, una sobreviviente del hundimiento, que compartió sus recuerdos del suceso e inclusive llegó a internarse en las aguas del Egeo en un mini-submarino para contemplar los restos del barco. En esta expedición se recuperaron algunas piezas del pecio. Pero no se pudo rescatar un reloj despertador que Sheila ansiaba recuperar y que había dejado en el camarote al abandonar el barco. Es fácil ver el paralelismo entre la enfermera Sheila Macbeth Mitchell y el personaje de Rose Dawson Calvert. Ambas son jóvenes que buscaban salir de la encorsetada sociedad de principios de siglo. Sólo que una es real y la otra sólo un personaje fílmico.
El HMHS Britannic era gemelo del fatídico Titanic, pero fue convertido en buque hospital al estallar la Primera Guerra Mundial, siendo hundido frente a las costas de la isla Kea en el mar Egeo el 21 de noviembre de 1916. La inmersión de Sheila Macbeth Mitchell sucedió en 1976 cuando ella contaba con 86 años.
Incluso toma elementos de otras películas como Gorilas en la niebla, cinta de 1988 dirigida por Michael Apted donde Sigourney Weaver interpretó a la zoóloga Dian Fossey defensora de los Gorilas de Montaña y que terminó siendo asesinada por los cazadores furtivos. En esta cinta el personaje representado por Weaver es botánica pero en la asunción de una actitud dura, protectora y obsesiva ante su objeto de estudio, en este caso los gorilas y en el otro los indígenas extraterrestres Na'vi, lo cual implica el mismo espíritu “dialógico”.
El enfrentamiento final entre el coronel Quaritch y Jake Sully me hace recordar la lucha final ente Ellen Ripley montada en un montacargas antropomorfo y la Reina Alien de la película de 1986: Aliens, el regreso. Y el final es el mismo, los buenos ganan y Cameron se autocanibaliza.
Hasta el momento hemos obviado el aporte de dos películas que tratan la misma temática, la de las culturas diferentes que chocan sin remedio, como son Jugando en los campos del Señor (basada en novela de Peter Matthiessen publicada en 1965 y llevada al cine en 1991 por Hector Babenco) y La Selva esmeralda (dirigida por “el Stanley Kubrick de los pobres”, John Boorman, en 1985 sobre un guión de Rospo Pallenberg). Ambas películas ubican su acción en la selva amazónica y muestran la incompatibilidad de las formas de ver la vida de los indígenas y de los criollos. Les recomiendo ampliamente la película de Boorman. Es curioso ver lo poco conocidas que son estas cintas, quizás si los indígenas amazónicos hubiesen sido azules otro gallo cantaría.
Casi olvido esa joya que es La Princesa Mononoke (1997) de Hayao Miyazaki. En esta animación japonesa se retrata la lucha entre la naturaleza y un mundo que poco a poco se tecnifica en el Japón medieval. Enmarcando esta situación una historia de amor entre la princesa Mononoke y Ashitaka, un joven Ainu venido de muy lejos.
En el mundo de la Literatura de Ciencia Ficción la película de Cameron tiene un evidente parecido (algunos ya lo catalogan de plagio) con un relato de Poul Anderson publicado en 1957 llamado Llámame Joe (Call me Joe), donde un investigador biofísico parapléjico se conecta telepáticamente con un pseudojoviano: una forma de vida artificial con aspecto de centauro felino azulado y cola prensil que vive en las selvas de Júpiter. Este relato que prácticamente está descatalogado en castellano, en la actualidad ha sido publicado en diversas ocasiones: Obras maestras. La mejor cf del siglo XX (Nova), en las revistas Nueva Dimensión 108, Valis 17 y Velero 25. Espero que esta situación favorezca que una parte del público se acerque a la obra de Poul Anderson.
En cuanto a la idea de un terrestre que se cuela camuflado en una sociedad mas primitiva de otro planeta para estudiarla, es la premisa del relato de los rusos Arkadi y Boris Strugatski Es difícil ser Dios, publicada en español por la editorial Acervo en 1975 y que fue llevada al cine en Europa por Peter Fleichmann como El Poder de un Dios en 1990.
Tampoco hay que olvidar las similitudes con una novela de Ursula K Le Guin de 1976 llamada El Nombre del Mundo es Bosque donde los Crichis (Athstianos) habitantes del planeta llamado Nueva Tahití, de un metro de estatura y de piel verde, poseen cualidades oníricas mas allá de comprensión de los terrícolas. Para ellos la realidad es un todo continuo que combina sus sueños y su vida diurna.
Las demás similitudes o contrastes evidentes vienen por añadidura. Los Athstianos son verdes y de un metro, los Na'vi son azules y de 2,5 a 3 metros. Los terrícolas llegan a Nueva Tahití para llevarse los recursos arrasando con el entorno y al final hay una revuelta de los nativos contra los invasores. Es fácil ver la conexión entre esta novela y la película de Cameron. Aunque la primera persona que plagió a Ursula K Le Guin fue George Lucas en “El Retorno del Jedi”, cinta de 1983 donde los Ewoks son un calco de los Crichis. Casualmente los Ewoks viven en una luna que orbita un enorme planeta gaseoso llamado Endor, nombre muy similar al de un poblado de los Crichis llamado Endtor. Pandora el hogar de los Na'vis también es la luna de un planeta gaseoso llamado Polifemo. Y para los que no vieron la película de Lucas, los Ewoks con flechas y troncos de árboles vencen al tecnificado imperio.
Ursula K Le Guin es una buena escritora, así que les recomiendo que se adentren en su mundo.
También ha habido cierto revuelo en España por la similitud de la trama con una novela del catalán Albert Sánchez Piñol publicada en el 2005, en la cual unos exploradores europeos descubren en África un yacimiento de oro y diamantes debajo del cual vive una extraña raza llamada Tecton. La codicia hace que combatan las dos razas y, cosa extraña, surge el amor entre un explorador y una mujer Tecton. La novela, aunque no posee una trama muy original que digamos, casualmente se llama Pandora en el Congo. Me imagino que el autor estará preparándose para demandar y aprovechar una tajada de las ganancias de Avatar.
Un aspecto que hemos que no hemos tocado es el del desarrollo de la dirección de arte, la creación de los paisajes de Pandora. Los ambientes mostrados son muy similares a los mostrados por varios ilustradores fantásticos de los años 70 y 80. Específicamente podemos hacer mención al trabajo del diseñador y arquitecto Roger Dean. Quizás para muchos el nombre no signifique mucho. Pero él es el diseñador de las portadas de reconocidos de grupos musicales como Yes, Asia, Uriah Heep, Gentle Giant, Budgie, etc. Al revisar sus trabajos es evidente ver las similitudes existentes con la dirección de arte de Avatar. Una de las marcas personales de Roger Dean en sus paisajes fantásticos son las islas flotantes.
Actualmente Cameron tiene pendiente una demanda por las supuestas similitudes con una película de animación llamada Delgo. El filme que fue realizado por Fathom Studios en 2001 y estrenado en 2008, resultó ser un desastre de taquilla. Ya por la red circulan fotogramas comparativos entre ambas películas, mostrando muchas veces un parecido substancial.
Ahora: ¿Es raro que le suceda esto a James Cameron? Pues no, sólo hay que recordar que para hacer su emblemática película Terminator (1984), Cameron se inspiró en dos episodios de la serie de TV transmitida entre los años 1963-65 llamada The Outer limits (conocida en Latinoamérica como Rumbo a lo Desconocido y en España como Mas Allá del Limite), Soldier y Demon with the glass hand. El estudio no había colocado en los créditos estas fuentes, pero Cameron se le fue la lengua en una entrevista y el famoso escritor de ciencia ficción Harlan Ellinson, que había escrito estos episodios, demandó a Cameron y logró ser incluido en los créditos de esta película y en cualquier derivado de ella.
Tiempo después, Cameron volvió a ser demandado esta vez por una pareja australiana Filia y Constantinos Kourtis, quienes afirmaban que en 1987 habían creado el concepto de un personaje que cambiaba de forma y que era capaz de reconstruirse para un filme llamado The Minotaur; a tal fin, ellos contrataron a William Green para que desarrollara un guión pero supuestamente el material fue compartido con James Cameron que usó la idea en Terminator 2: Judgment Day. Ahora, ¿cómo llegó Cameron a conocer este material? Pues los Kourtis habían enviado el guión a varias productoras de Hollywood. Una de ellas, la ICM, le hizo llegar el guión a Cameron quien se puso en contacto con la pareja manifestándole su interés en desarrollar el proyecto The Minotaur aunque finalmente sin ningún resultado.
Como vemos es frecuente en Cameron olvidar, agradecer y mencionar las fuentes de donde se nutre.
Richard Montenegro
Cuando hablo del Lego de James Cameron no me refiero a que tenga falta de letras o de noticias, tal como lo define el DRAE en su vigésima segunda edición, si no que lo comparo con el más famoso producto de Dinamarca, después de Hans Christian Andersen, el Lego: el juego de bloques prefabricados de plástico interconectables. Cameron tomó unas cuantas ideas bases de la literatura de Ciencia Ficción y el mayor número de situaciones típicas en el cine comercial uniéndolas con alta tecnología y mucho color azul. Aunque, como todo artilugio hecho con bloques Lego, de cerca se noten las uniones. Eso no es objetable, lo negativo es encubrir el aporte o préstamo de elementos de distintos autores sin brindarles el respectivo reconocimiento. Aunque al gran público, como cosa previsible, esto no le interesa y hoy hasta algunos que ayer fueron críticos cinematográficos solventes se desviven en halagos por la ultima producción de Cameron apelando hasta a los clásicos griegos para justificar su juicio. A lo largo de este texto mostraremos de dónde Cameron tomó los bloques Lego con los que armó su más reciente película, Avatar.
Durante mucho tiempo estuve esperando ver el resultado del proyecto secreto de James Cameron. Nunca dejó nada en claro y hasta se pensó que estaba preparando la versión de acción real de la novela gráfica Battle Angel de Yukito Kishiro.
Pues aparentemente fue todo un engaño y nos presentó un producto digno de toda una franquicia capitalista. Dándonos una puesta en escena de primera sustentada por una historia más que gastada. Si se tiene una cultura cinematográfica promedio (en otras palabras que sólo hayas visto cine de USA) es inevitable compararla y ver los puntos de encuentro o de plagio con películas como Un hombre llamado Caballo (película de 1970 dirigida por Elliot Silverstein y protagonizada por Richard Harris), Danza con Lobos (película de 1990, dirigida y protagonizada por Kevin Costner), El Ultimo Samurai (película de 2003, dirigida por Edward Zwick y protagonizada por Tom Cruise) y Pocahontas (película de 1995 dirigida por Mike Gabriel). Sí, estoy hablando de la cinta de animación de Disney.
La mejor crítica que he podido escuchar me la dio un amigo al decirme: “las imágenes son hermosas pero ni aprendí ni me mostró nada nuevo, están bien para pasar un buen rato".
Al ver la película uno se deja llevar por las imágenes que es lo mejor que tiene la cinta, porque la trama es de lo más predecible. Es inevitable pensar que Jake Sully triunfará. Apenas me adentré en la oscuridad de la sala, casi de manera automática vi a Jake Sully como una versión picta o celta de John Dunbar de Danza con Lobos, película basada en la novela de Michael Blake. Hasta la escena de la confesión es similar. En Danza con Lobos John Dunbar dice a sus amigos indígenas Lakotas (Siux) que el hombre blanco vendrá y que serán como las estrellas del cielo. En Avatar, Jake Sully le explica a los Na’vi que la gente del cielo vendrá y serán como gotas de lluvia.
En ambas películas hay pueblos indígenas que habitan tierras codiciadas por extranjeros. En Danza con Lobos los indígenas son los Lakota, mejor conocidos por nosotros como los Siux, en Avatar el pueblo a despojar son los Na’vi, que son una versión longilínea de color azul de los Thundercats del paleolítico con puerto usb incorporado.
En cuanto a Un hombre llamado Caballo y El Ultimo Samurai vemos como un hombre ajeno a una cultura es vejado por el grupo que no lo acepta. Hasta que logra sobreponerse y ganarse el respeto de la comunidad que antes lo despreciaba y que finalmente lo acoge como uno de los suyos.
Para los que recuerden a Pocahontas, no deben olvidar que esta princesa indígena salvó a un extraño hombre venido de allende los mares llamado John Smith del que se enamora (noten que las iniciales de Jake Sully y John Smith son las mismas: J.S.) y casualmente en esta cinta animada existe el personaje de la Abuela Sauce que muy fácilmente podemos relacionar con el Árbol de las Almas.
La película no dice nada nuevo y James Cameron aplica la fórmula descubierta por él en Titanic de 1997, tomar una historia de amor simple y sazonarla o vestirla en aquel caso de recuento histórico y en este caso de alegato ecologista. Es necesario hacer notar que la trama de Titanic se inspiró en un episodio de “El mundo submarino de Jacques Cousteau” que mostraba el descubrimiento y exploración de los restos del HMHS Britannic. Esta expedición contaba con Sheila Macbeth Mitchell, una sobreviviente del hundimiento, que compartió sus recuerdos del suceso e inclusive llegó a internarse en las aguas del Egeo en un mini-submarino para contemplar los restos del barco. En esta expedición se recuperaron algunas piezas del pecio. Pero no se pudo rescatar un reloj despertador que Sheila ansiaba recuperar y que había dejado en el camarote al abandonar el barco. Es fácil ver el paralelismo entre la enfermera Sheila Macbeth Mitchell y el personaje de Rose Dawson Calvert. Ambas son jóvenes que buscaban salir de la encorsetada sociedad de principios de siglo. Sólo que una es real y la otra sólo un personaje fílmico.
El HMHS Britannic era gemelo del fatídico Titanic, pero fue convertido en buque hospital al estallar la Primera Guerra Mundial, siendo hundido frente a las costas de la isla Kea en el mar Egeo el 21 de noviembre de 1916. La inmersión de Sheila Macbeth Mitchell sucedió en 1976 cuando ella contaba con 86 años.
Incluso toma elementos de otras películas como Gorilas en la niebla, cinta de 1988 dirigida por Michael Apted donde Sigourney Weaver interpretó a la zoóloga Dian Fossey defensora de los Gorilas de Montaña y que terminó siendo asesinada por los cazadores furtivos. En esta cinta el personaje representado por Weaver es botánica pero en la asunción de una actitud dura, protectora y obsesiva ante su objeto de estudio, en este caso los gorilas y en el otro los indígenas extraterrestres Na'vi, lo cual implica el mismo espíritu “dialógico”.
El enfrentamiento final entre el coronel Quaritch y Jake Sully me hace recordar la lucha final ente Ellen Ripley montada en un montacargas antropomorfo y la Reina Alien de la película de 1986: Aliens, el regreso. Y el final es el mismo, los buenos ganan y Cameron se autocanibaliza.
Hasta el momento hemos obviado el aporte de dos películas que tratan la misma temática, la de las culturas diferentes que chocan sin remedio, como son Jugando en los campos del Señor (basada en novela de Peter Matthiessen publicada en 1965 y llevada al cine en 1991 por Hector Babenco) y La Selva esmeralda (dirigida por “el Stanley Kubrick de los pobres”, John Boorman, en 1985 sobre un guión de Rospo Pallenberg). Ambas películas ubican su acción en la selva amazónica y muestran la incompatibilidad de las formas de ver la vida de los indígenas y de los criollos. Les recomiendo ampliamente la película de Boorman. Es curioso ver lo poco conocidas que son estas cintas, quizás si los indígenas amazónicos hubiesen sido azules otro gallo cantaría.
Casi olvido esa joya que es La Princesa Mononoke (1997) de Hayao Miyazaki. En esta animación japonesa se retrata la lucha entre la naturaleza y un mundo que poco a poco se tecnifica en el Japón medieval. Enmarcando esta situación una historia de amor entre la princesa Mononoke y Ashitaka, un joven Ainu venido de muy lejos.
En el mundo de la Literatura de Ciencia Ficción la película de Cameron tiene un evidente parecido (algunos ya lo catalogan de plagio) con un relato de Poul Anderson publicado en 1957 llamado Llámame Joe (Call me Joe), donde un investigador biofísico parapléjico se conecta telepáticamente con un pseudojoviano: una forma de vida artificial con aspecto de centauro felino azulado y cola prensil que vive en las selvas de Júpiter. Este relato que prácticamente está descatalogado en castellano, en la actualidad ha sido publicado en diversas ocasiones: Obras maestras. La mejor cf del siglo XX (Nova), en las revistas Nueva Dimensión 108, Valis 17 y Velero 25. Espero que esta situación favorezca que una parte del público se acerque a la obra de Poul Anderson.
En cuanto a la idea de un terrestre que se cuela camuflado en una sociedad mas primitiva de otro planeta para estudiarla, es la premisa del relato de los rusos Arkadi y Boris Strugatski Es difícil ser Dios, publicada en español por la editorial Acervo en 1975 y que fue llevada al cine en Europa por Peter Fleichmann como El Poder de un Dios en 1990.
Tampoco hay que olvidar las similitudes con una novela de Ursula K Le Guin de 1976 llamada El Nombre del Mundo es Bosque donde los Crichis (Athstianos) habitantes del planeta llamado Nueva Tahití, de un metro de estatura y de piel verde, poseen cualidades oníricas mas allá de comprensión de los terrícolas. Para ellos la realidad es un todo continuo que combina sus sueños y su vida diurna.
Las demás similitudes o contrastes evidentes vienen por añadidura. Los Athstianos son verdes y de un metro, los Na'vi son azules y de 2,5 a 3 metros. Los terrícolas llegan a Nueva Tahití para llevarse los recursos arrasando con el entorno y al final hay una revuelta de los nativos contra los invasores. Es fácil ver la conexión entre esta novela y la película de Cameron. Aunque la primera persona que plagió a Ursula K Le Guin fue George Lucas en “El Retorno del Jedi”, cinta de 1983 donde los Ewoks son un calco de los Crichis. Casualmente los Ewoks viven en una luna que orbita un enorme planeta gaseoso llamado Endor, nombre muy similar al de un poblado de los Crichis llamado Endtor. Pandora el hogar de los Na'vis también es la luna de un planeta gaseoso llamado Polifemo. Y para los que no vieron la película de Lucas, los Ewoks con flechas y troncos de árboles vencen al tecnificado imperio.
Ursula K Le Guin es una buena escritora, así que les recomiendo que se adentren en su mundo.
También ha habido cierto revuelo en España por la similitud de la trama con una novela del catalán Albert Sánchez Piñol publicada en el 2005, en la cual unos exploradores europeos descubren en África un yacimiento de oro y diamantes debajo del cual vive una extraña raza llamada Tecton. La codicia hace que combatan las dos razas y, cosa extraña, surge el amor entre un explorador y una mujer Tecton. La novela, aunque no posee una trama muy original que digamos, casualmente se llama Pandora en el Congo. Me imagino que el autor estará preparándose para demandar y aprovechar una tajada de las ganancias de Avatar.
Un aspecto que hemos que no hemos tocado es el del desarrollo de la dirección de arte, la creación de los paisajes de Pandora. Los ambientes mostrados son muy similares a los mostrados por varios ilustradores fantásticos de los años 70 y 80. Específicamente podemos hacer mención al trabajo del diseñador y arquitecto Roger Dean. Quizás para muchos el nombre no signifique mucho. Pero él es el diseñador de las portadas de reconocidos de grupos musicales como Yes, Asia, Uriah Heep, Gentle Giant, Budgie, etc. Al revisar sus trabajos es evidente ver las similitudes existentes con la dirección de arte de Avatar. Una de las marcas personales de Roger Dean en sus paisajes fantásticos son las islas flotantes.
Actualmente Cameron tiene pendiente una demanda por las supuestas similitudes con una película de animación llamada Delgo. El filme que fue realizado por Fathom Studios en 2001 y estrenado en 2008, resultó ser un desastre de taquilla. Ya por la red circulan fotogramas comparativos entre ambas películas, mostrando muchas veces un parecido substancial.
Ahora: ¿Es raro que le suceda esto a James Cameron? Pues no, sólo hay que recordar que para hacer su emblemática película Terminator (1984), Cameron se inspiró en dos episodios de la serie de TV transmitida entre los años 1963-65 llamada The Outer limits (conocida en Latinoamérica como Rumbo a lo Desconocido y en España como Mas Allá del Limite), Soldier y Demon with the glass hand. El estudio no había colocado en los créditos estas fuentes, pero Cameron se le fue la lengua en una entrevista y el famoso escritor de ciencia ficción Harlan Ellinson, que había escrito estos episodios, demandó a Cameron y logró ser incluido en los créditos de esta película y en cualquier derivado de ella.
Tiempo después, Cameron volvió a ser demandado esta vez por una pareja australiana Filia y Constantinos Kourtis, quienes afirmaban que en 1987 habían creado el concepto de un personaje que cambiaba de forma y que era capaz de reconstruirse para un filme llamado The Minotaur; a tal fin, ellos contrataron a William Green para que desarrollara un guión pero supuestamente el material fue compartido con James Cameron que usó la idea en Terminator 2: Judgment Day. Ahora, ¿cómo llegó Cameron a conocer este material? Pues los Kourtis habían enviado el guión a varias productoras de Hollywood. Una de ellas, la ICM, le hizo llegar el guión a Cameron quien se puso en contacto con la pareja manifestándole su interés en desarrollar el proyecto The Minotaur aunque finalmente sin ningún resultado.
Como vemos es frecuente en Cameron olvidar, agradecer y mencionar las fuentes de donde se nutre.
Puedo decir que técnicamente y visualmente AVATAR es una joya, pero es un remozamiento de una historia muchas veces contada.
Hay que reconocer el trabajo de Paul Frommer en la elaboración del idioma de los Na'vi, pero ya existe una experiencia similar en el cine: la desarrollada por Marc Okrand al crear el idioma de los Klingon en Viaje a las Estrellas. Y ni de cerca llega al nivel de excelencia de los idiomas creados por J.R.R Tolkien que cobrarían vida en El Señor de los Anillos.
No podríamos catalogarla ni siquiera de vanguardista o de ruptura porque su discurso es claro y desde hace algún se tiempo se viene manejando inclusive en Hollywood, fábrica de sueños que le sabe sacar provecho hasta a las criticas al status quo de Estados Unidos.
El discurso ecologista desde los años 60’s está campante en el mundo. Tiene una presencia importante aunque no mayoritaria en muchos medios. La versión de un mundo conectado no es nueva. Podríamos remontarnos cientos de años en el pasado para terminar pasando por las palabras del jefe indio Seatlle hasta la teoría Gaia elaborada por James Lovelock que afirma que la tierra es un sistema autorregulado para mantener la vida. Muchos estudios afirman que gran parte de las catástrofes que están sucediendo actualmente se deben al desbalance creado por la tecnología. Y Avatar existe por y gracias a la tecnología. La causa primordial que logró crear el prodigio visual de Avatar, son los 4.352 computadores HP Proliant BL2×220c G5 Blade que poseen condensadores elaborados a partir del Coltan. El discurso conservacionista o ecologista de Avatar no se autosustenta. Actualmente se libra una guerra en África por el Coltan, específicamente en el Congo y los países limítrofes. Este mineral, conocido como el oro gris, es fundamental para elaborar los condensadores electrónicos de los teléfonos móviles y las computadoras. Los componentes elaborados con este mineral tienen una gran eficiencia y este ha sido uno de los factores en la mejora substancial de estos artefactos electrónicos. Más de 5,5 millones de personas han muerto en África a causa de la explotación de este mineral. En las minas de extracción se trabaja en condiciones infrahumanas y gran parte de los trabajadores son niños. Cada uno de nosotros lleva un poco de sangre esclava en su móvil sea Nokia, Motorola, ZTE o Vtelca. Y nos manchamos las manos cada vez que hacemos una llamada o navegamos por la red.
Es irónico que el idioma de los Na’vi tome algunos elementos de lenguas africanas. Todos hablaremos de ecología pero no renunciaremos a nuestros efectivos y baratos artilugios electrónicos olvidándonos convenientemente de los conflictos africanos.
James Cameron exprimirá hasta el tuétano a su Avatar. Ya existe un videojuego, libros de arte, el detrás de las cámaras, la tecnología que va a vender y dos o más películas para explotar a este filón de oro azul, aunque yo diría que es pirita azul y todos sabemos que la pirita es conocida como el oro de los tontos.
Si de algo podemos estar seguros es que Cameron posee una gran maestría técnica y además es un buen mercader. Sabe qué darle a la gente: nada que sea muy elaborado en cuanto a la historias pero en buen empaque y predigerida si es posible. Es algo así como lo que venden las telenovelas clásicas de Latinoamérica: la misma historia de siempre con vestuarios y actores diferentes. O como sucede con los niños cada vez que se les relata una historia en las noches siempre debe ser idéntica a la anterior, y por eso debe ser el éxito arrollador de Avatar que se ha convertido hasta ahora en la película más taquillera de la historia. O quizás sea el hecho de que te hace creer que con arcos y flechas puedes vencer a un enemigo que usa aviones y tanques. Los europeos al llegar por vez primera a la tierra que luego llamaríamos América tenían menos que eso y todos conocemos el desenlace del encuentro.
Pero lo mejor que pueden hacer es ir al cine, juzgarla por ustedes mismos y ver si fuera del aspecto técnico AVATAR merece tanta alharaca. La decisión final es de ustedes.
No podríamos catalogarla ni siquiera de vanguardista o de ruptura porque su discurso es claro y desde hace algún se tiempo se viene manejando inclusive en Hollywood, fábrica de sueños que le sabe sacar provecho hasta a las criticas al status quo de Estados Unidos.
El discurso ecologista desde los años 60’s está campante en el mundo. Tiene una presencia importante aunque no mayoritaria en muchos medios. La versión de un mundo conectado no es nueva. Podríamos remontarnos cientos de años en el pasado para terminar pasando por las palabras del jefe indio Seatlle hasta la teoría Gaia elaborada por James Lovelock que afirma que la tierra es un sistema autorregulado para mantener la vida. Muchos estudios afirman que gran parte de las catástrofes que están sucediendo actualmente se deben al desbalance creado por la tecnología. Y Avatar existe por y gracias a la tecnología. La causa primordial que logró crear el prodigio visual de Avatar, son los 4.352 computadores HP Proliant BL2×220c G5 Blade que poseen condensadores elaborados a partir del Coltan. El discurso conservacionista o ecologista de Avatar no se autosustenta. Actualmente se libra una guerra en África por el Coltan, específicamente en el Congo y los países limítrofes. Este mineral, conocido como el oro gris, es fundamental para elaborar los condensadores electrónicos de los teléfonos móviles y las computadoras. Los componentes elaborados con este mineral tienen una gran eficiencia y este ha sido uno de los factores en la mejora substancial de estos artefactos electrónicos. Más de 5,5 millones de personas han muerto en África a causa de la explotación de este mineral. En las minas de extracción se trabaja en condiciones infrahumanas y gran parte de los trabajadores son niños. Cada uno de nosotros lleva un poco de sangre esclava en su móvil sea Nokia, Motorola, ZTE o Vtelca. Y nos manchamos las manos cada vez que hacemos una llamada o navegamos por la red.
Es irónico que el idioma de los Na’vi tome algunos elementos de lenguas africanas. Todos hablaremos de ecología pero no renunciaremos a nuestros efectivos y baratos artilugios electrónicos olvidándonos convenientemente de los conflictos africanos.
James Cameron exprimirá hasta el tuétano a su Avatar. Ya existe un videojuego, libros de arte, el detrás de las cámaras, la tecnología que va a vender y dos o más películas para explotar a este filón de oro azul, aunque yo diría que es pirita azul y todos sabemos que la pirita es conocida como el oro de los tontos.
Si de algo podemos estar seguros es que Cameron posee una gran maestría técnica y además es un buen mercader. Sabe qué darle a la gente: nada que sea muy elaborado en cuanto a la historias pero en buen empaque y predigerida si es posible. Es algo así como lo que venden las telenovelas clásicas de Latinoamérica: la misma historia de siempre con vestuarios y actores diferentes. O como sucede con los niños cada vez que se les relata una historia en las noches siempre debe ser idéntica a la anterior, y por eso debe ser el éxito arrollador de Avatar que se ha convertido hasta ahora en la película más taquillera de la historia. O quizás sea el hecho de que te hace creer que con arcos y flechas puedes vencer a un enemigo que usa aviones y tanques. Los europeos al llegar por vez primera a la tierra que luego llamaríamos América tenían menos que eso y todos conocemos el desenlace del encuentro.
Pero lo mejor que pueden hacer es ir al cine, juzgarla por ustedes mismos y ver si fuera del aspecto técnico AVATAR merece tanta alharaca. La decisión final es de ustedes.
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