Thursday, January 29, 2009

LAS MUCHACHAS QUE TRABAJAN EN LAS TIENDAS. SLAVKO ZUPCIC


LAS MUCHACHAS QUE TRABAJAN EN LAS TIENDAS

Slavko Zupcic


Las muchachas que trabajan en las tiendas, por lo general, son malhabladas. Se dicen marica y puta a pesar de que no se acuestan entre sí y quizás nunca han entrado en un burdel.


Llevan las uñas largas, quizás postizas, y el cabello pintado, pero sólo tienen el dinero del pasaje. Cuando se montan en el metro, siempre llevan sus loncheras y resulta fácil imaginar que, al mediodía, un rincón de la tienda huele a garbanzos y arroz, a plátano frito y queso rallado, a carne amorosamente deshilachada por las abuelas. Casi todas tienen niños: no importa lo que diga su cintura estrechísima. Son delgadas aunque luego sean gordas, gordas para siempre. Hablan de telenovelas y, cuando no, hablan de sí mismas como si la vida fuera una telenovela. Así ven el futuro, los amores, los hijos. Si roban algo, se trata de un pecado venial. No son tontas. Son capaces de lidiar con el dueño, con la esposa del dueño, con los hijos del dueño e incluso con los clientes. A eso iba, al trato que le dispensan a los clientes cuando éstos van a comprar una corbata, una cajita de pañuelos o una docena de alfileres. Los hacen sentir únicos. Acarician sin tocar. Sonríen sin separar los labios. Seducen sin pensarlo. Apenas caminando.

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