Monday, July 02, 2007

EL LIBRO Y EL SOCIALISMO: VINDICACIÓN DE UNA HERRAMIENTA REVOLUCIONARIA E INDEPENDIENTE (1).


EL LIBRO Y EL SOCIALISMO: VINDICACIÓN DE UNA HERRAMIENTA REVOLUCIONARIA E INDEPENDIENTE.
José Carlos De Nóbrega.

1.- En otras palabras: durante la dictadura, no podrá hablarse seriamente de crear una nueva cultura, si por tal entendemos su elaboración a nivel histórico superior.(...)Pero por su esencia no es la dictadura del proletariado una organización cultural que crea una nueva sociedad, sino un orden de combate revolucionario para conseguirla. León Trotsky, Literatura y revolución (1923; 2006, El Perro y la Rana).

Este aserto cobra significación en el debate que aborda la inclusión de las mayorías en el fenómeno cultural, tanto en el papel de espectadores activos como en el de hacedores auténticos más allá de una mera apreciación de lo pintoresco y autóctono. Se diluye la frontera entre lo culto y lo popular: el libro ha de ser un instrumento de liberación del intelecto y la espina dorsal, estremecidas ambas instancias de placer estético. La literatura clásica y actual se ha servido de la cultura popular para la escritura de obras que aún sorprenden a los lectores de hoy: el Quijote, el teatro de Lope de Vega, los romances castellanos, el Romancero Gitano de García Lorca; la poesía del decir de voces como las de Neruda, los hermanos Machado, Miguel Hernández, o Ernesto Cardenal. No se puede obviar el inconveniente que es procurar una cultura proletaria, pues la dictadura del proletariado constituye un período de transición y no un fin en sí mismo. Por lo tanto, no es anatema leer a Homero, Virgilio, Dante, Bocaccio, Shakespeare, Cervantes, Garcilaso de la Vega, Dostoievski, Tolstoi, asumiendo en una mentalidad comprensiva de amplio espectro la condición ideológica, socioeconómica, religiosa y cultural de cada cual. Guillermo Cerceau me había contado que en una reunión del Ministerio del Trabajo había surgido esta revelación: Cuando un obrero lee poesía, sin duda ocurre un acto revolucionario. En este caso, Trotsky se refiere a la política cultural: esto es la “asimilación sistemática, bien planeada, y naturalmente crítica, de los elementos más indispensables de la antigua cultura”. Las propuestas plásticas de Armando Reverón y Bárbaro Rivas, sin mediar la problemática de la formación académica y/o autodidacta, poseen una calidad innegable sin que la una excluya a la otra. ¿Acaso la obra de Juan Félix Sánchez es de menor valía estética que la de Carlos Raúl Villanueva? No es asunto de acentos ni de énfasis: el habla andina al igual que un castellano intervenido por la entonación francesa se dan el gusto de proponer un discurso artístico válido, personal y seductor. El arte sucede y la rosa es sin por qué, aforismos que nos incluyen y reconcilian sin importar –en primera instancia- quién fue Whistler o Angelus Silesius.

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