RAFAEL HUMBERTO RAMOS G.
ESTANCIAS
ESTANCIAS
en la mañana de todas las mañanas
parda blanca anegada de aguas cenagosas
ahogada en la densa niebla.
Rígidos troncos de una sola hoja y de un solo brote
silenciosa con toda una vida escondida
agitada por animales oscuros y gelatinosos
creciendo en el fondo de los lodos.
El sol muy joven sin pecas ni arrugas
sin grietas en la cabellera pasó por toda la creación
erizando el pelaje de las fieras arqueando el lomo de los montes
apresurando el paso de los manantiales
tu espíritu errante sigue entre la oscuridad y la duda
emerge tu certeza fulgurante.
Tengo en los miembros molicies de noches
en que apenas se duerme y en el alma una sensación de afrenta.
Un aire frío y húmedo envolvió este muro
en el cual permanezco aferrado.
Las aguas agitadas en la marea alta
baten tristemente en la oscuridad del malecón
botes amarrados entre las tenebrosidades
bultos de barcos formaban en la noche un oscuro amontonamiento
/ de sombras
aquí y allá temblaba un mástil en su agonía.
Una niebla imponderable gris y fúnebre
cubría las cosas y las fisonomías
y en una gran lasitud del cerebro veía constantemente formas
/ fragmentadas.
Esta reminiscencia nostálgica donde intento revivir las alegrías que
/ perdiera.
Nunca he recibido el amparo de la amistad
ni sentido el calor fortificante del ambiente
sin el cual el hombre va por la vida
como por una selva oscura tropezando contra troncos que lo magullan
cayendo sobre espinas que hieren.
En ciertos silencios humanos
en cierta cobertura de espalda una ironía feroz
de semejar el destino amenazado de su tiranía
de un cuerpo desgarrado a espadazos.
Arrastrado en la agonía de los violines
la silbada irritante de la flauta
hecha áspera y triunfal por los instrumentos de metal
arqueo los brazos y me retuerzo al éxtasis de la pasión.
Abrigas un pensamiento terrible
cuando así me invitas a afrentar en una balsa las olas difíciles
sobre las que apenas se sostienen hondas naves.
Así invalidas todas las virtudes del corazón
pues tu divinidad no permite que yo te alegre ni te tranquilice
que frote tu cuerpo dolorido con el jugo de las hierbas milagrosas.
Se entreabren levemente las hojas de una ventana
y vuelven a unirse
a cerrarse como las nubes.
Lo veo tendido al pie de la colina
entre los combatientes buscándome en la oscuridad
como antorcha agonizante.
El silencio es absoluto
fuera de la casa ni un ruido de pasos
ni una voz.
La lluvia pesa sobre su vida
ahogando sus menores movimientos
entregándose a su inevitable solsticio.
Regresan.
Mostrando orgullosos lo que habían adquirido en las tiendas
telas nuevas
copas de barro rojo fresco y brillantes
otros llevan envueltos en hojas
voces y gestos.
En algunos almacenes
el dueño con vestidos de flores doradas y sandalias púrpura
escucha silencioso a los peregrinos.
Esencias milagrosas
plumas de avestruz colmillos de Lucifer pedazos de ámbar
escapularios y un fetiche fracturado.
Las sortijas ennegrecidas por el largo encierro
con vidrios opacos y muertos
los botones de grandes uniformes
alfileres verdes y oxidados.
Entre los fardos
pájaros de anime muestran su manto real
están en el suelo condenados
en sus ojos aún el asombro al verse reducidos a la esclavitud.
___________________________________________________________
Callado
ante la superficie cubierta de naipes
permanezco
Están de espaldas
oigo rumores
riñen por mí
Un caballo de copas
viene al remanso
al caballero entrego mi flor
temo la pierna
en el movimiento inconsciente
En sus manos
El secreto de mi próximo sueño.
Tobogán
tus peldaños
Tregua
zas
Todo pasa.
y vuelven a unirse
a cerrarse como las nubes.
Lo veo tendido al pie de la colina
entre los combatientes buscándome en la oscuridad
como antorcha agonizante.
El silencio es absoluto
fuera de la casa ni un ruido de pasos
ni una voz.
La lluvia pesa sobre su vida
ahogando sus menores movimientos
entregándose a su inevitable solsticio.
Regresan.
Mostrando orgullosos lo que habían adquirido en las tiendas
telas nuevas
copas de barro rojo fresco y brillantes
otros llevan envueltos en hojas
voces y gestos.
En algunos almacenes
el dueño con vestidos de flores doradas y sandalias púrpura
escucha silencioso a los peregrinos.
Esencias milagrosas
plumas de avestruz colmillos de Lucifer pedazos de ámbar
escapularios y un fetiche fracturado.
Las sortijas ennegrecidas por el largo encierro
con vidrios opacos y muertos
los botones de grandes uniformes
alfileres verdes y oxidados.
Entre los fardos
pájaros de anime muestran su manto real
están en el suelo condenados
en sus ojos aún el asombro al verse reducidos a la esclavitud.
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Callado
ante la superficie cubierta de naipes
permanezco
Están de espaldas
oigo rumores
riñen por mí
Un caballo de copas
viene al remanso
al caballero entrego mi flor
temo la pierna
en el movimiento inconsciente
En sus manos
El secreto de mi próximo sueño.
Tobogán
tus peldaños
Tregua
zas
Todo pasa.
Tras el cristal
otoño desprende las hojas
Árboles errantes cubrirán
mi cuerpo
otoño desprende las hojas
Árboles errantes cubrirán
mi cuerpo
Valga este sencillo homenaje al poeta Rafael Humberto Ramos Giugni, fallecido en Valencia el viernes 5 de febrero de 2010. Nuestro saludo solidario a su esposa, Mariela Auxiliadora Blanco, y sus hijos Dariella, Edmond y Rafael Humberto (un abrazo para ti, socio). La estampa de Magritte jamás estará de más, quizá sea tierno sucedáneo de paraísos fundados en la Poesía. El poeta Ramos Giugni fue un incansable mas silencioso promotor cultural de la ciudad de Valencia de San Simeón el estilita: fundó la Dirección de Cultura de la Facultad de Ingeniería de la U.C., además de crear el Concurso Interuniversitario de Literatura y Artes, el Festival Voz Universitaria y las cuidadas ediciones de los cuadernos Prosa y Poesía. Ha publicado el poemario Errantes cubrirán mi cuerpo (1972). La Peña Braulio Salazar del Perecito registra aún en la memoria su presencia. Coincidimos con el poeta Luis Alberto Angulo cuando señaló que la desaparición física de nuestro amigo constituye "la pérdida de un hombre honesto, sincero, de un bello amigo, lleno de bondad, que nunca hizo daño a nadie". En una ocasión, tuve el privilegio de conversar con él sobre poesía, literatura y fútbol. Leeremos sus estancias a la par de ese magnífico libro sobre el fútbol hecho cuentos que se titula Adios Maracaná de Edilberto Coutinho: Garrincha contrapuntea a fuerza de gambetas la poesía de Rafael Humberto, la cual custodia el legado de Garcilaso de la Vega pastoreando cabras en el campito de Guaparo. P.S.: la selección de los poemas tiene como base la antología Rostro y Poesía y la revista Poesía.
Gracias por rendirle este bello homenaje a mi padre... Edmond ramos
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