Thursday, August 09, 2007

POEMAS DE LA NEGRA. Mário de Andrade (traducción de José Carlos De Nóbrega)


MÁRIO DE ANDRADE

POEMAS DE LA NEGRA

I

No sé por qué espíritu antiguo
Permanecemos así insoportables...

La luna lamina los mangles
Donde sale un favor de silencio
Y de marea.
Es una sombra que palpo
Ni como un cortejo de castas reinas.
Mis ojos vagan en las lágrimas.
Te veo cubierta de estrellas,
Cubierta de estrellas,
¡Mi amor!

Tu calma acentúa el silencio de los mangles.

II

No sé si estoy vivo...
Estoy muerto.

Un viento tibio que soy yo
Hace auras pernambucanas.
Rueda rueda bajo las nubes
El aroma de los mangos.
Se escuchan grillos,
Cricrido contínuo
Saliendo de los vidrios.
¡Yo me inundo de tus riquezas!
¡No soy más yo!

Qué indiferencia enorme...

III

Usted es tan suave,
Sus labios suaves
Vagan en mi rostro,
Cierran mi mirada.


Puesta de Sol.

Es la oscuridad suave
Que viene de Usted,
Que se disuelve en mí.

Qué sueño.

Yo imaginaba
Duros sus labios,
Pero usted me enseña
La vuelta al bien.

IV

Tengo miedo...
Tu labio es tan labio,
Tu inocencia es dura,
Hecha de camelias.

¡Oh, mi amor,
Nosotros no somos iguales!
Tú me prohibes
Beber agua después...

Yo vuelvo a la calma
Y no te veo más.

V

A lo largo del sur,
Allá en los pies de Argentina,
Retumban temibles los mares helados,
¡No puedo hacer siquiera un gesto!

Tú me adivinas, mi amor,
¡Pero no quieres ser esclava!

¡Flores!
Apasionadamente mis brazos se desgajan,
¡Flores!
¡Flores amarillas del palo de arco secular!
Yo me desgajo sobre tu cuerpo manso,
Las flores están cayendo sobre tu cuerpo manso,
¡Te cubriré de flores amarillas!

Apasionadamente
¡Yo me defenderé!

VI

Cuando
Mi mano se hunde
En su cuerpo grande,
Usted se estremece un poco.

Es como la negrura de la noche
Cuando la estrella Venus
Vence el velo de la tarde
Y brilla finalmente.

Nuestros cuerpos son muy finos,
Son muy largos...

Mi mano relumbra
Cada vez más sobre usted.

Y partimos adorados
¡Nosotros torbellinos de la estrella Venus!...

VII

No sé por qué los tetéus (1) gritan tanto esta noche...
No serán ni siquiera los tetéus.
Pero mi alma está llena de delirios
Que hay un susto enorme dentro de mi ser.

Estás inmóvil.
Estás hecho una playa...
Tal vez estabas durmiendo, no sé.

Pero yo vibro llenito de delirios,
Los tetéus gritan tanto en mis oídos,
¡Despierta! ¡Levanta al menos el brazo de los senos!
¡Apaga el grito de los tetéus!

VIII

Niega en tu ser primigenio la insistencia de las cosas,
Líberame del camino.

Tomo montones de mis mirares,
Mi pensamiento asombra mundos nuevos,
Y yo deseaba estar contigo...

¡Hay vida por demás en este silencio nuestro!
Yo mismo exhalo fluidos tenues
Que se condensan alrededor...
¡Me siento cansadamente eterno!

¡Ah, amor mío,
No es mi bondad que me desencamina,
Sino la virtuosidad!

IX

En la zona del monte el carnaval nuevo
Es un descanso verde que hace bien;
Es una suavidad posar la vista
En la manteca y en el pelo de las ratas;
En el más matinal perfume francés
La gente domina una dedicación;
Apretando los dedos en el barro flojo
Él escurre y huye,
Y el cuerpo se estremece que da gusto...

Pero eres grave sin comparación.

X

Hay el mutismo exaltado de los astros,
Un sonido redondo enorme que no se detiene nunca.
Los duros volcanes sangran la noche,
La gente se olvida en el juego de las brisas,
La jurema (2) pierde las hojas finales
Sobre Mestre Carlos que ya muriera.
Se diría que los osos
Se mueven en la sombra del monte...
La oscuridad cae sobre las abejas perdidas.
Un potro galopa.
Puntea una guitarra
De Sertón.

Nosotros estamos de pie,
Nosotros nos abrazamos,
Somos tan puros,
Tan verdaderos...
¡Oh, amor mío!
¡El mangle va a reflejar los cuerpos enlazados!
Nuestras manos ya parten en el juego de las brisas,
¡Nuestros labios se cristalizan en sal!
¡No somos más nosotros!
¡Nosotros estamos en un solo pie!
¡Nosotros nos amamos!

XI

Ay momentos de amor físico,
Ay espasmos del cuerpo...
Mis labios no son sino destrozos
Que el mar consuela con sosiego.

La luz del candelero te aprueba,
Y... no soy yo, es la luz anidada en tu cuerpo
Que al sonido de los cocoteros al viento
Farfulla en el aire los adjetivos.

XII

Remembranza buena,
Cargo conmigo tu mano.

El calor exhausto
Oprime estas calles
Que no es tu pesada boca.
Las iglesias oscilan
Por encima de los hombres de blanco,
Y las sombras se desparraman inútiles
De los zapatos paso a paso.

Lo que me esconde
Es el momento suave
Con que las casas viejas
Son rosáceas, morenas,
Alrededor del río.

Se diría que hay madreselvas
En el muelle antiguo...
Me siento tan suave de madreselvas
Alrededor del río.

NOTAS.
(1) Tetéu (Quero-Quero): Ave caradriforme de la familia de los caradrídeos, del género Belnopterus Reich, con dos subespecies brasileñas: B. Chilensis y B.c. lampronotus. Su color, por lo general, es ceniciento claro, con adornos negros en la cabeza, pecho y alas; las cubiertas mayores y el abdomen blancos, pico y patas encarnados. Se caracteriza sobre todo por espolón rojo en el encuentro de las alas y plumas de la región posterior de la cabeza. Vive en las playas, márgenes de los ríos y lagos.

(2) Jurema: Arbusto provisto de espinas, de la familia de las leguminosas, muy difundida en el litoral brasileño, de ramas duras en zigzag, flores blancas o verdes.

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