Salmos Compulsivos
LABERINTO DE PAPEL o de la festividad revisitada.
José Carlos De Nóbrega.
La estabilidad, la alegría y la libertad se logran mucho más fácilmente si las practicamos y compartimos en comunidad con otras personas.
Thich Nhat Hanh, monje budista.
En el típico régimen pactista universitario, todo buen proyecto se va desfibrando y mediocrizando a lo largo de su realización concreta.
Ángel Rama.
La revista "Laberinto de Papel" excede su formato y excelente diagramación al constituirse en terreno propicio del encuentro y el diálogo entre amigos. Por fortuna, no es una postal hemerográfica ni un mero apéndice alusivos a las Ferias Internacionales del Libro que organiza cada año –desde hace once- la Universidad de Carabobo. Ni mucho menos una publicación periódica en el que coexisten los pactos político-burocráticos que pervierten hoy a las universidades autónomas y el autoelogio propio del fracaso editorial, por supuesto, se trata del repulsivo caso de la revista como instancia mezquina de relaciones públicas. No es difícil entregarse a una placentera y sentida lectura de sus páginas, arrellanado el lector en el sofá y acariciada la felpa verde de vez en cuando por una mano ociosa. Hoy nos encontramos a la expectativa de la presentación de su quinto número, dados los aciertos y la gran calidad editorial de las cuatro entregas anteriores. Por supuesto, un equipo encabezado por Rafael Simón Hurtado, el poeta José Joaquín Burgos, la diseñadora Coralia López Gómez y el fotógrafo José Antonio Rosales, es el responsable de esta estupenda y querida empresa. Valga mi elogio y agradecimiento, pues Rafael Simón le ha abierto incondicionalmente las puertas de la revista a mi contingente y caótica obra ensayística (de los cuatro números publicados, mis líneas nerviosas y compulsivas se han deslizado tres veces en su papel glasé). Asimismo, el hecho de encontrarme rodeado de las voces de amigos y escritores tales como Carlos Yusti, Pedro Téllez, Slavko Zupcic, Marisol Pradas, Jesús Puerta, Orlando Chirinos, Guillermo Cerceau y Rafael Simón Hurtado, me sugiere que la revista es un jolgorio anarquista y una comparsa festiva por demás ruidosa y abigarrada. Claro está que grandes firmas han engrandecido y enriquecido el contenido bien dispuesto de los pasadizos y pasillos de este Laberinto de las Letras Latinoamericanas: Fernando Báez exorcizando a los afectados camisas pardas y negras que danzan como idiotas ante el holocausto y la quema de los libros; las confesiones asombrosas de lectura dibujadas por Carlos Monsiváis con la maestría de José Luis Cuevas u Oswaldo Guayasamín; la prosa de Vargas Llosa jugando y fundiéndose con la del Quijote de Cervantes, modernísima voz en tanto antecedente de la escritura transgenérica; o el ejercicio transdisciplinario que acomete Pedro Lastra al conversar sobre Poesía y Exilio. Laberinto de Papel no es un mausoleo de las letras ni tampoco de la fotografía: los textos se iluminan en la vecindad del maravilloso trabajo fotográfico de Mariano Díaz, José Antonio Rosales, Víctor Hernández y Orlando Baquero. El mosaico gráfico exhibe procesiones fantásticas fijadas en blanco y negro; el apacible rostro barbudo de José Manuel Briceño Guerrero en un éxtasis filosófico y poético; un shaman ataviado de pigmentos rojiverdes en la inmemorial contemplación lectora de fuegos reveladores; o los objetos que descoyunta el agudo lente de Orlando Baquero: libros, homúnculos de madera y arcilla, o dijes de metal atrapados en un mar de letras ígneas. El número 4 exhibe por igual el trabajo fotográfico colectivo de diez creadores que configuran la muestra "Cada ciudad es un libro" y la picante propuesta individual de Víctor Hernández en "Historia de dos ciudades". Si a ello le adosamos la magnífica diagramación y acomodo de los elementos textuales y gráficos a la manera de un ágil y apetitoso ready made, los ojos y las nalgas de atentos usuarios lo agradecerán en el morbo y el solaz de la lúdica lectura.
Seis años después, Rafael Simón atiende nuestra fastidiosísima rogativa en un ejercicio de tozudez sin par: nos anuncia que está en la calle la quinta entrega de "Laberinto de Papel". Esta vez dedica un gentil y apóstata espacio al tema del erotismo: Comprende la experiencia plástica de José Moreno; las crónicas históricas y libidinosas del periodista peruano Giancarlo Huapaya; la vinculación esencial entre lo literario y lo erótico en el discurso transparente de Vargas Llosa y Harold Alvarado Tenorio; o un texto ensayístico del escritor ecuatoriano Jorge Enrique Adoum que lleva como título "La necesidad estética del amor", susceptible por supuesto a la más deliciosa de las anticipaciones de contenido que pueda experimentarse.
Apostamos por augurar una segunda etapa más estable y productiva de la publicación, muy a pesar de la decadencia y el despropósito de la universidad que de manera insólita la auspicia. Sí, agradecemos que aún persistan voces -escasas pero sin embargo imprescindibles- como las de Rafael Simón Hurtado, pues no todo está perdido y, parafraseando a José Ángel Contín, este basurero cuenta todavía con algunas probabilidades de ser mejorado. Se sobrevive entonces con los zamuros girando en lo alto y a nuestro alrededor.
En Valencia de San Desiderio, noviembre de 2006 - jueves 5 de julio de 2012, valga este largo intervalo de espera.